Lo mejor es que Messi lo vio descansando desde casa

Dembélé se rodó em Huesca

Dembélé se rodó en Huesca / sport

L. Miguelsanz

L. Miguelsanz

El Barça ya solo juega la Champions...y la final de la Copa del Rey. El mensaje de Ernesto Valverde con el once ante el Huesca fue una clara declaración de intenciones de lo larga que puede hacerse la temporada con una Liga ganada. El objetivo claro es la Champions y sacar adelante la eliminatoria encarrilada ante el United, por lo que lo mejor fue que Messi vio cómodamente el partido desde casa. Un choque con poca historia en la que las única notas de cierto optimismo de futuro las pusieron Riqui Puig y Todibo. El Barça quiso, pero no pudo con alguna actuación discreta como la de Boateng, un fichaje tan incomprensible como innecesario.

El partido se animó, sin duda, con el aliciente de la alineación. Valverde había dejado a muchos titulares en Barcelona, pero nadie se imaginaba semejantes rotaciones que obligaron, incluso, a un cambio de sistema. Los barcelonistas jugaron con tres atrás apostando por la velocidad ofensiva de Dembélé y Malcom en ataque y la visión de juego de Riqui Puig y Aleñá desde el centro. Fue un partido trabado por la necesidad del rival y la poca compenetración de los blaugrana. Muchos de ellos no habían jugado nunca juntos.

El Barça fue capaz de sacar el envite sin hacerse daño y dando minutos a futbolistas de futuro. Y eso ya es mucho. Todibo dio muestras de personalidad y técnica desde atrás, Riqui Puig mostró alguno de sus pases imposibles que le apuntan a crack de futuro y Dembélé se entrenó para estar a punto ante el United. Empate y mucho descanso. Que lo bueno llega el martes.