Luis Enrique, nuevo seleccionador contra el 'establishment' mediático

Luis Enrique se acerca nuevamente al Chelsea

Luis Enrique se acerca nuevamente al Chelsea / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

Luis Rubiales tomó ayer la segunda decisión trascendente de su mandato, pero igual de valiente que la primera. El nombramiento de Luis Enrique como nuevo seleccionador español es la segunda parte del golpe de timón que el recién elegido presidente tuvo que hacer cuando se encontró de golpe, y sin aviso, con el brutal anuncio del fichaje de Lopetegui por el Madrid que, a 48 horas de empezar el Mundial, no le dejaba más margen que la destitución.

Ayer, el presidente de la Federación confirmó en rueda de prensa que el exentrenador blaugrana será el seleccionador los dos próximos años. Es una decisión de calado, en primer lugar por razones deportivas. Porque hay bastantes similitudes entre aquel Barça dubitativo y desconcertado postTata que heredó Luis Enrique y La Roja alicaída y medio deprimida que se encuentra ahora tras su triste eliminación ante Rusia.

La medicina que le valió a ‘Lucho’ en el 2014 es justo la que necesita ahora la selección española: una evolución del estilo sin traicionarlo, autoridad frente a los jugadores y mucha energía, sin duda su principal virtud. Nadie duda de que este grupo de jugadores necesita una sacudida, y pocos perfiles son tan ideales para sacudir como el de Luis Enrique. Y en el Barça aprendió justamente que no hay que pasarse de la ralla: su error de cálculo con Messi le estuvo a punto de costar el cargo, y es de suponer que habrá aprendido de la famosa crisis de Anoeta, que lleva grabada en fuego en su interior. Pero el nombramiento del entrenador asturiano tiene también una vertiente mediática y política que no puede eludirse.

Una vez más, Luis Rubiales decide contra el ‘establishment’ mediático de Madrid y contra Florentino, que ya saben que tienen a un entrenador que va por libre y no podrán controlar. Es así como se entienden algunas reacciones tras conocerse que Luis Enrique sería el nuevo seleccionador, reacciones que se parecen mucho a las que ya hubo con el cese de Lopetegui.

Hay quien todavía no ha asimilado que se pueden tomar decisiones, equivocadas o no, sin pedir permiso al lobby madridista de la capital. Como todavía es más difícil de asimilar que, una vez más, la selección sigue el camino paralelo del Barça, con otro entrenador de ascendencia culé, que deberá aplicar las mismas terapias que puso en práctica en el Camp Nou. Rubiales sabe que hay una ecuación infalible: cuanto más cerca está La Roja del Barça, más probabilidades tiene de triunfar. Como ejemplo, el último partido de la selección fue el primero en muchos años con más jugadores titulares del Madrid que del Barça, y ya sabemos cómo terminó.