Los que nunca fallan
El pasado 14 de agosto el Barcelona tocó fondo. Ese día Josep Maria Bartomeu, avergonzado como todos los barcelonistas, salió al paso anunciando un plan de renovación que, según explicó, hacía tiempo que se estaba cociendo en la sala noble del Camp Nou. Un mes después, como el plan anunciado es una broma de mal gusto, a Koeman solo le queda una salida: sobrevivir para ganarse la continuidad tras las elecciones de marzo. Pero ¿cómo? El Dream Team desapareció tras la final de la Copa de Europa de 1994, perdida ante el Milan.
Bajas para Zubi, Laudrup, Goiko, Juan Carlos y Salinas tras la derrota y de Romario, Stoitchkov, Koeman, Txiki y Eusebio, un año después. Johan Cruyff quiso traer a Zidane (Girondins), Rui Costa (Benfica) y Giggs (Manchester United) –los tres fueron, después, cracks- para darle continuidad al proyecto junto a jóvenes como De la Peña, Celades, Oscar, Velamazán, Roger, Moreno o Quique pero la crisis imperial de relaciones entre el técnico holandés y José Luís Núñez acabó con la negativa del presidente a fichar y el despido de Cruyff, antes de acabar la temporada 1995-96.
A la siguiente, con Robson y Mourinho en el banquillo, la generosidad del presidente permitió la llegada de Ronaldo, Baia, Blanc, Couto, Giovanni, Amunike, Luis Enrique, Pizzi y, de nuevo, Stoitchkov para conformar seguramente el mejor plantel de la historia de la entidad. Sin embargo, de entre los jóvenes, solo De la Peña contó con minutos. El plan de Núñez fue ‘pan para hoy y hambre para mañana’. Robson duró un año, Van Gaal se trajo media Holanda al club -con el mérito, eso sí, de abrir la puerta a Puyol, Xavi, Valdés e Iniesta- y Serra Ferrer, Rexach y Antic acabaron de darle forma al desastroso final de proyecto de Núñez y Gaspart.
No hace falta profundizar sobre lo que ha sucedido en el Barça para tratar de alargar la obra de Pep Guardiola. Potenció la cantera -lo de Sergio y Pedro, desde Tercera, fue extraordinario- y dejó una inercia increíble a Luis Enrique que, además, se benefició de la llegada de Neymar. Mérito suyo, encontrar la fórmula para la convivencia de un tridente único. Sin embargo, tras la Champions de Berlín llegó el adiós de Xavi (2015), Alves y Pedro (2016), Neymar (2017), Mascherano e Iniesta (2018), Rakitic -y, seguramente Suárez- (2020). Cinco secretarios técnicos en cinco años han acabado por llevar el club a la deriva malgastando el dinero de la renovación y ninguneando la cantera como nunca antes se había visto. La historia se repite en el tramo final del gobierno de Bartomeu, tocando fondo en lo deportivo, lo económico y lo moral. Toca revolución pero Koeman está solo ante la temporada, el año electoral, una caja vacía y ante Messi. Que no se olvide de los de casa: ellos nunca fallan.
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