Las vacas del pueblo y las vacas sagradas

Quique Setién se estrena dirigiendo su primer entrenamiento (ES)

Quique Setién se estrena dirigiendo su primer entrenamiento

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Quique Setién estaba emocionado. Muy emocionado. Casi alucinado. Porque el sueño de toda su vida profesional se había hecho realidad. Va a entrenar al Barça. Va a dirigir a Messi. Y va a sentarse en el mismo banquillo que lo hicieron Cruyff y Guardiola. El cántabro derrochó ilusión y confianza en su presentación como sustituto de Valverde. Y envió un mensaje esperanzador a todos los culés: “Puedo garantizar que mi equipo va a jugar bien al fútbol”. Esta promesa de fidelidad al ideario ‘cruyffista’ es un argumento más que suficiente para creer en el nuevo técnico blaugrana. Como, al parecer, ha creído Bartomeu al darle dos años y medio de contrato. Aunque, eso sí, con dos cláusulas liberatorias: una primera dentro de seis meses (es decir, a final de temporada) si las cosas no van bien y otra en junio del 2021 por si el nuevo presidente que saldrá de las elecciones decide escoger a un nuevo entrenador.

SIN NADA QUE PERDER

Quique Setién envió otros mensajes estimulantes: su “predisposición absoluta” a apostar por la cantera, su voluntad de generar “nuevos estímulos” en un vestuario que ya lo ha ganado todo y su decisión de ser intransigente en la filosofía pero dúctil en el dibujo táctico. La ilusión se reflejó constantemente en el rostro del nuevo entrenador, que pasará de “estar paseando con las vacas al lado de mi pueblo” a tener que revitalizar emocional y futbolísticamente a un grupo de ‘vacas sagradas’. Y esta broma sirve, de alguna manera, para entender el duro trabajo que le espera a Setién. Un trabajo que, sin duda, afrontará sin miedo. Porque no tiene nada que perder. A sus 61 años, sin un gran currículum (como él mismo reconoció), sin títulos en su palmarés, lo apuesta todo a ganar. Le ha llegado su gran oportunidad. Y no la piensa desaprovechar. Espero que, entre todos, se lo permitan.