Las claves del GP de Austria

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Josep Viaplana

Josep Viaplana

El mejor Lorenzo en mucho tiempo

Jorge Lorenzo logró en Austria su tercera victoria de la temporada tras un impresionante mano a mano con Marc Márquez que volvió a decidirse en la última vuelta y en el que esta vez el italiano Andrea Doviziosio solo pudo ser un mero espectador. Parece que Jorge ha aprendido la lección y, como ya hiciera hace una semana en Brno, llevó a cabo una estrategia nada habitual en él y fue paciente, rodando detrás de Márquez, hasta el ecuador de la carrera, jugándose el triunfo en una última vuelta de infarto en el que ambos se pasaron y repasaron varias veces. Lorenzo hizo valer al final la velocidad de su Ducati para conseguir el tercer triunfo de la moto italiana en Austria.

Ya he dicho en muchas ocasiones, y repito, que lo peor que ha podido hacer Dovizioso y Ducati es tocar la moral del mallorquín. Tocado en un moral han hecho que sacara lo mejor de si mismo. La carrera de Jorge fue un ejemplo de carácter, estrategia y pundonor, pero también una clase de un fino estilista que había estudiado a la perfección al rival. Ví al mejor Lorenzo en mucho tiempo.

Márquez, directo al título

La agresividad de Jorge sorprendió a Marc, que estaba seguro que su rival por la victoria sería Dovizioso y no el balear. Me gusta de Márquez que, pese a la enorme ventaja que dispone, ataca siempre, hasta la última curva y ofrece un espectáculo impresionante, muy de agradecer para los espectadores porque con él no puede haber un guión escrito de antemano.

Por quinta carrera consecutiva amplió la ventaja con respecto a sus rivales y los números cada vez le hacen más favorito al título. Cuando quedan ocho grandes premios por delante, Marc dispone de una ventaja de 59 puntos sobre Valentino Rossi y 71 y 72, respectivamente, con respecto a Lorenzo y Dovizioso. Son, prácticamente, tres las carreras que tiene por delante. Directo al título.

Yamaha y la crisis de Viñales

En Austria amainó el temporal -por lo menos públicamente- de las malas relaciones entre Maverick Viñales y su equipo técnico, pero una vez más se puso en evidencia que el piloto no se encuentra cómodo con esta moto y con la situación actual. Undécimo en la parrilla, rodó gran parte de la carrera fuera de los puntos y acabó duodécimo, una posición que le aleja aún más de sus aspiraciones de ganar un campeonato que empezó con enormes ilusiones y que se le ha atragantado, tanto a él como a Yamaha. A diferencia de Rossi, que era decimocuarto en la parrilla y acabó sexto, al de Roses le cuesta sacar el máximo partido a su moto en carrera y la crisis se hace cada vez más evidente.

Demasiado evidente. Puede que no se entienda con Ramon Forcada y su equipo técnico, pero otra cosa es la evidencia que los problemas van más allá de unas relaciones personales en deterioro y de una puesta a punto en  la que no se encuentra cómodo. Yamaha no ha encontrado la fórmula para entender la centralita electrónica del motor como han hecho Ducati y Honda y ello le ha hecho perder el liderazgo de una categoría que dominaba no hace tanto tiempo.