Laporta tiene muchas cosas que explicar

Laporta, durante un acto institucional

Laporta, durante un acto institucional / FCB

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Máxima expectación. Casi tres meses después de arrasar en las urnas, Laporta ofrecerá hoy su primera rueda de prensa como presidente del Barça. Hay tantos temas encima de la mesa que la comparecencia puede ser eterna. En principio, Laporta tiene previsto responder a todas las preguntas sobre las parcelas deportiva, económica e institucional del club. El presidente deberá dar explicaciones a los muchos frentes que tiene abiertos desde el inicio de su mandato. Y aunque el futuro de Koeman (y el supuesto deseo de reemplazarlo por Guardiola), la esperada renovación de Messi y la ‘revolución’ del vestuario serán los asuntos estrella, también tendrá que afrontar la grave situación financiera de la entidad, la movida que está protagonizando en las secciones y en los despachos y, por supuesto, el complejo futuro de la remodelación del Camp Nou. Infinidad de interrogantes que esperemos que Laporta resuelva con su habitual firmeza. Ya conocemos sobradamente la capacidad de convicción del presidente. Veremos si es capaz de mantenerla en unos momentos tan críticos como los que está viviendo ahora el Barça.

Reclamábamos desde hace semanas que el presidente acabara con este silencio que solo rompió en la Festa de l’Esport Català para anunciar el ‘fin de ciclo’ del primer equipo de futbol. La transparencia debe ser la base de su mandato. Todas las decisiones, absolutamente todas, pueden ser entendibles por los socios, los aficionados, el entorno y la prensa si se explican bien. Se pueden compartir o no. Se pueden criticar o aplaudir. Pero resulta imprescindible comunicarlas bien para poder interpretarlas. Hace unos días, un altísimo ejecutivo de Laporta se quejaba de que se estaban reprobando injustamente todas las polémicas medidas que se habían tomado en las últimas semanas. El presidente tendrá hoy la oportunidad (a partir de las 11.30 en el Auditori 1899) de rebatir todos esos ataques argumentando sus motivaciones. Y, tal vez, las censuras se transformen en elogios. O no. Porque hay decisiones que resultan muy muy muy difíciles de entender. Y aún menos de justificar.