Laporta no es Laporta, Koeman no es Koeman

Laporta Koeman

Laporta Koeman / AFP

J.Mª Casanovas

J.Mª Casanovas

El divorcio entre Laporta y Koeman viene de lejos y no hace otra cosa que empeorar. Cuando se pierde la confianza y se pone en duda la capacidad profesional, mal asunto. Todo comenzó el 26 de mayo, hace más de cuatro meses. El presidente, reunido con el entrenador holandés y su representante en el club, pidió dos semanas al técnico para mirar si encontraba un sustituto mejor en el mercado. Desde aquel día sabía Ronald que no era la primera opción. Desde aquel día Jan le busca alternativa. Los últimos resultados no han hecho otra cosa que complicar la situación. El equipo navega sin rumbo por aguas tormentosas. Derrota en el debut en Champions y dos empates consecutivos en Liga revelan que las cosas van a peor. La próxima semana, si los resultados no cambian de forma radical, se llegará al punto final. Ruptura y finiquito. Koeman parece incapaz de levantar el vuelo con una plantilla que él mismo ha puesto en tela de  juicio. Laporta no parece resignarse a vivir una temporada de transición y busca soluciones.

Es la crónica de un final anunciado. Laporta no hace de Laporta desde el momento en que mantiene un técnico contra sus creencias deportivas. Disimulan como pueden su mal rollo pero las declaraciones les delatan. Una semana se habla de renovación y a la siguiente de ultimátum. Si tuviese un  sustituto con garantías ya se hubiese producido el cambio en el banquillo. Laporta lucha contra Laporta. El corazón le dice que pierde el tiempo alargando la agonía y la cabeza le aconseja que se cargue de razones antes de dar el paso. Koeman está consumiendo su ilusión y agotando su paciencia. Plantó cara al presidente con una nota leída que perdió toda trascendencia tras el empate de Cádiz. 

Ni reaccionó la directiva ni reaccionaron los jugadores. Incluso Piqué y Sergio Roberto criticaron que devaluara las expectativas deportivas. El holandés está muy solo rodeado de rumores y posibles sustitutos. No es agradable ni se lo merece. Gestiona un equipo que se ha quedado sin líder, sin refuerzos de nivel y además sufre una cadena de lesiones que limita su trabajo. Si no fuera porque está en el Barça, no hubiese aguantado la humillación de esperar a ver si le encontraban sustituto. Koeman tampoco hace de Koeman. No se siente bien en un lugar donde no se valora su trabajo. Aguanta por el finiquito millonario.

Cuando dos personas se comportan contra su voluntad, cuando tragan carros y carretas, cuando mantienen la relación solo por compromiso, el final siempre es el mismo. Koeman no tiene futuro, Laporta tiene un presente complicado. Dicho en otras palabras, caerá el entrenador pero el cambio no es garantía de nada. Los problemas del Barça no se limitan al terreno deportivo.