El laberinto Neymar

Neymar, en la grada del Gremio Arena el pasado 27 de junio antes del inicio del Brasil-Paraguay de la Copa América 2019

Neymar, en la grada del Gremio Arena el pasado 27 de junio antes del inicio del Brasil-Paraguay de la Copa América 2019 / AFP

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

Supongamos que Griezmann y Neymar ya son del Barça, ¿vale? Pues ahora supongamos todo lo que ello va a suponer y los movimientos que ocasionará en el vestuario azulgrana. Para empezar, hay que ver de dónde saldrá el dinero para pagar tamaña inversión. Los ciento veinte millones de Griezmann estaban asumidos, pero lo de Neymar obligaría a más traspasos y a alguna renuncia. Por ejemplo, ¿tendría mucho sentido que Dembélé partiera como el quinto de la fila en el orden jerárquico del ataque? Y si vienen los dos, olvídense de un rotador específico para Suárez. Y otro que se quedaría sin competencia, con todo lo que ello implica, sería Alba, para el que Valverde reclama a alguien con cara y ojos que pueda darle descanso. Para muchos, entre los que me cuento, la solución estaría en la cantera, pero no parece que el entrenador esté demasiado entusiasmado con esta idea.

Con todo, lo verdaderamente relevante es que doscientos millones de euros son muchísimos millones de euros. Una pasada, un capazo difícil de llenar si es que hay que ponerlos uno detrás de otro y más si antes ya has puesto ciento veinte por Griezmann. O sea, que lo más probable es que se tenga que recurrir a la ingeniería financiera. De entrada, por Griezmann todavía no se han puesto y ya estamos a 3 de julio. Este fichaje no tiene secretos, se ponen los 120 kilos (¡ah, no, que esto de los kilos era cuando se trataba de pesetas, o sea que ahora deben ser 100 gramos o algo así) y ya está. Pero si no se han puesto quiere de decir que hay negociaciones, que se intentaría pagar a plazos, o colocar a algún jugador. Semedo, por ejemplo, que parece que le hace tilín a Simeone. En contra de la opinión general, a un servidor no le parecería mal sacar una buena plusvalía por un lateral que no es titular indiscutible... Pero bueno, otros entienden más, aunque es seguro que se están haciendo números por Griezmann. 

Y si por Griezmann se están haciendo números, imaginen por Neymar. Ahí es donde hay que poner la morterada y además hay que lidiar el toro del jeque del PSG, que nos la tiene jurada. Esto es un laberinto en el que hay que ir con mucho tiento para no pillarse los dedos. El jeque en cuestión tiene el dinero por castigo y no lo va a poner fácil. Pero el tío tampoco debe ser tonto. Sabe que Neymar se quiere ir y, lo más importante, que solo se quiere ir al Barça, así que si se hacen bien las cosas, tarde o temprano tendrá que ceder. Eso sí, los doscientos kilos,  o los doscientos gramos, no nos los va a quitar nadie. Y aquí no hay vuelta de hoja, se pagan a tocateja, más lo que haya que pagar a la 'troupe' Neymar, que ésta es otra, o se buscan soluciones imaginativas.

Lo fácil de imaginar es colocar a Coutinho y Dembélé. El brasileño, entre el ahorro por los variables no conseguidos y lo que ya está amortizado, tiene un valor contable aproximado de cien millones. Dembélé, más o menos igual. ¡Albricias!, pues ya lo tenemos. Pero no, no es tan fácil. Los jugadores han de querer irse, el PSG les ha de querer, les han de pagar lo que piden, que pedirán mucho porque saben que al Barça les interesa sacárselos de encima... ¡Uff!, esto es un laberinto tremendo. Y luego, la gran duda. Con Coutinho, ninguna, aquí ya no va a dar más de sí. Pero Dembélé es más joven y tiene un futuro por delante. Pero, claro, con Messi, Suárez, Griezmann y Neymar, ¿de qué futuro estamos hablando? Otro que podría entrar en el laberinto es Rakitic, pero Valverde lo considera imprescindible y si nos paramos a pensar un momento en cómo jugaría el equipo con los cuatro fantásticos, pues me da que, efectivamente, es imprescindible en el centro del campo. En definitiva, que aún queda mucha tela por cortar, aunque si hay que apostar, apuesten que saldremos del laberinto y que tendremos póker de ases la próxima temporada.