Jordi Alba es un número 1

Jordi Alba

Jordi Alba / sport

Albert Masnou

Albert Masnou

No está entre los 30 escogidos que optan al Balón de Oro, no estuvo entre los nominados a mejores defensas por la FIFA, no está en la selección nacional de Luis Enrique. Por no estar, solo ocupa el tercer puesto en el permio de mejor jugador en la gala de les estrelles de la Fedearció Catalana después de una temporada sensacional. En definitiva, Jordi Alba vive alejado de todo reconocimiento público, una situación que no dista mucho de la de Sergio Busquets, salvo que este sí cuenta para el seleccionador nacional.

Jordi Alba puede haber cometido algunos errores en la gestión de su carrera que  pero no cabe duda de que cuando salta al terreno de juego no hay un jugador mejor que él en su puesto. Es el mejor lateral derecho del mundo. En mayúsculas.

No es por comparar pero el Barça no aceptaría ningún trueque con Pavard, Vrsaliko o Walker (todos ellos laterales que optaron a la mejor defensa de la FIFA) ni tampoco Gayà o Marcos Alonso (que sí cuentan para Luis Enrique). Ninguno de ellos encajaría mejor al Barça que Alba y ninguno de ellos es mejor que Alba para cualquier otro equipo del mundo.

Desde su mismo fichaje, el acierto de Andoni Zubizarreta fue notable porque su adaptación ha sido perfecta al Barcelona y en las siete temporadas que lleva en el club ha sido titular con todos los entrenadores, Luis Enrique incluido. Una señal inequívoca de que ni sus tensas relaciones podían llevarle fuera del equipo.

Su entendimiento con Messi es uno de los grandes descubrimientos de las últimas campañas, en concreto desde que se fue Dani Alves. El jugador se encuentra en plena madurez deportiva y mantiene este punta de velocidad que le hace letal por la banda. Además, tiene esa pillería de quien no ha vivido en la cuna de las grandes escuelas, de quien se ha tenido que pelear para avanzar en el complejo mundo que es el fútbol. Esa viveza que le permite convertirse en un puñal por la banda y en el mejor socio de Messi, a quien interpreta a la perfección sus movimientos. Apenas se miran y cada uno ya sabe lo que puede esperar del otro. Una sintonía de la que el Barça e sla gran beneficiada. Es una pena que el mundo no sepa interpretar que Messi necesita socios de nivel como él.