Una de inspectores

Se dijo que el Barça caería a Segunda y que no jugaría en Europa

Comparecencia de Joan Laporta sobre el Caso Negreira

Comparecencia de Joan Laporta sobre el Caso Negreira

Rubén Uría

Rubén Uría

El Barça pagó hasta siete millones a Enríquez Negreira, por servicios de asesoría arbitral y varios vídeos técnicos. Durante años, ningún presidente cortó esa colaboración, ni tampoco cuando, de 2016 a 2018, Negreira formaba parte del Comité de Árbitros mientras cobraba del Barça por sus servicios. A nivel ético, indefendible. Golfada.

Que el Barça tiene muchos enemigos es un hecho. Que no fueron sus enemigos los que pagaron a Negreira es otro. En ese escenario, había dos balas que el FCB no podría esquivar: la condena social y el daño reputacional. Eso no prescribe.

Durante meses, el club se sentó en un volcán, expuesto a un juicio mediático y una incesante lluvia de titulares, conjeturas y opiniones. Hubo medios que informaron y otros que intoxicaron. Y claro, también otros que untaron el pan en la salsa, confundiendo realidades con deseos.

Tenían sueños húmedos con Mbappé y se toqueteaban pensando en un Barça sin Europa. Barra libre. Al fondo hay sitio. Se especuló que el Barça descendería a Segunda, que caerían inhabilitaciones a saco, que el club sería sancionado sin Europa (algunos directivos confesaban en privado que le habían puesto la pelota “botando y un metro a la UEFA”) y que este era el mayor escándalo de la historia del fútbol español. Cinco meses después, ni las investigaciones de Hacienda, ni de la UCO, ni de la Guardia Civil, ni de la UEFA, han sido capaces hasta ahora de encontrar una sola prueba sólida que fundamente que el Barça comprase árbitros o tuviera trato de favor. Cero al cociente y bajo la cifra siguiente.

Hay sospechas de sobresueldos y blanqueo de capitales. Indicios. La justicia decidirá cuando toque.

Hace un mes, parte del periodismo alertaba, sin contener sus ansias de alegría, que los inspectores de la UEFA aconsejaban sancionar al Barça sin jugar competición europea. Treinta días después, la UEFA ha comunicado al Barcelona que no será sancionado y ha sido admitido para disputar la Champions. O los investigadores de la UEFA eran el inspector Gadget y el inspector Clouseau, porque cambiaron de opinión en unos días, o al periodismo se le volvió a escapar la tortuga. Aquí no pasa nada. Y si pasa, se le saluda.

No se descarta una sanción futura, pero todo apunta a que UEFA respetará los tiempos de una investigación que seguirá en los tribunales. Hasta entonces, al Barça le queda preguntarse quién tuvo la lamentable ocurrencia de asesinar la reputación del club, pagando al número dos de los árbitros en una relación tan tóxica como innecesaria.

Y al periodismo, que presume de informar mientras intoxica, le toca preguntarse en qué lugar queda su credibilidad si al final no existe ninguna prueba de corrupción deportiva.

El pase para Montjuïc

Era un secreto a voces. El exilio forzoso a Montjuïc no será fácil. Apenas 12.500 socios han reservado su pase para la próxima temporada. Para un club mastodóntico, con más de 140.000 socios, parece demasiado poco. El club espera que la cifra aumente y busca incentivar al socio, pero que nadie se haga trampas al solitario: el dato no es nada bueno.

Umtiti, hipoteca cancelada

El día que Samuel Umtiti se pasó por la entrepierna a los servicios médicos del Barça, cavó su tumba deportiva. No volvió a levantar cabeza. Entre lesión y lesión, ‘Big Sam’ cobró 70 millones brutos en cinco años. Tela. Umtiti firmó un contrato y el Barça, una hipoteca. Hoy se ha cancelado. Moraleja: tirar el dinero del socio no puede salir gratis.