Opinión

La imparable fuga de talento en el Barça

Reverter y Laporta, durante una de sus comparecencias

Reverter y Laporta, durante una de sus comparecencias / Valentí Enrich

En los próximos días un importante ejecutivo del Barça dejará la entidad. No digo el nombre ni el cargo porque todavía no es oficial y ya saben lo que decimos los catalanes: “No diguis blat fins que no sigui al sac i ben lligat”. Una salida voluntaria, aunque preocupante, porque llueve sobre mojado y, al mismo tiempo, pone de manifiesto que bregar con el actual modelo de gestión del club, en todos sus niveles, no es una tarea fácil, de ahí las incontables fugas de talento que se vienen produciendo en los últimos años. Eso, sumado a los despidos “porque sí”, porque no es uno de ellos, de los que mandan, debilitan a una entidad donde deberían estar los mejores ejecutivos. Si el requisito principal para trabajar en el FC Barcelona son los vínculos familiares o de amistad, mal vamos.

Quien sí se ha ido ya es Raúl Cabrera, que ostentaba el cargo de director de ventas del Estadio, Tour, Hospitality y Ticketing, una parcela comercial que mueve alrededor de 200 millones al año, es decir, uno de los grandes pilares del club. Raúl llegó al FC Barcelona en 2018 como deberían llegar todos los ejecutivos, después de un cuidado y exigente proceso de selección y avalado por una experiencia intachable en su sector. En su caso, responsable comercial de Odeon Cinemas Group, Cinesa y Warner Bros de Canarias.

Es posible que haya socios y aficionados, incluso a los actuales gestores del club, a quienes todo esto les parezca una chorrada y que piensen que lo único esencial es lo que haga el primer equipo de fútbol. Se equivocan… Es mucho más importante de lo que parece. Si una de las instituciones deportivas más importantes del país y del mundo no se autoimpone en todos sus estamentos los estándares más rigurosos de calidad y excelencia, tarde o temprano lo acaba pagando. Les puedo asegurar que lo que viene ocurriendo en el FC Barcelona no pasa en ninguna otra empresa de su dimensión y prestigio. El Compliance Officer es un claro ejemplo de lo que digo. O el departamento de Marca Barça.

El FC Barcelona es incapaz de retener su propio talento… o le dura muy poco, ya sea porque no soportan el modelo de gobernanza actual, porque no se sienten valorados o porque les pagan más y mejor en otros lares. Desde la salida de Ferran Reverter, Jordi Cruyff, Mateu Alemany, Ramon Ramírez (responsable de Patrimonio y Espai Barça) Markel Zubizarreta, Toni Ruiz (comunicación), Xavi Martín (La Masia), por poner solo unos ejemplos (podríamos llenar esta página de nombres), todas las áreas del FC Barcelona han sufrido pérdidas muy destacadas. Y, además, ¿saben el coste económico que ha significado para el club? ¡Millones y millones de euros!

Cuando ya no esté esta junta en el FC Barcelona, vendrá otra y la rueda volverá a ponerse en marcha, porque algunos de los puestos clave de la entidad no están ocupados por profesionales en base a sus méritos laborales. Y el único que sale perdiendo, como siempre, es el club… que es el que paga la fiesta.