La herencia (y fichajes en duda)

Joao Félix levanta a Raphinha

Joao Félix levanta a Raphinha / EFE

Dídac Peyret

Dídac Peyret

El Barça actual no se explica sin la herencia del pasado. La frase se convirtió muy pronto en mantra de la junta actual como medida preventiva. Apuntar al pasado siempre funciona para repartir responsabilidades si las cosas van mal, pero también es una herramienta valiosa por comparación si las cosas van bien. En este caso, además, estaba justificado: la política deportiva actual está atravesado por una masa salarial desorbitada y una deuda que hace al club anticompetitivo en el mercado. Agravios que, sin embargo, no justifican algunas de las grandes inversiones que ha hecho el club con las posibilidades económicas que tenía. 

Después de casi 250 millones gastados en los dos últimos años, y una Liga y una Supercopa ganadas más tarde, el diagnóstico es preocupante: los jugadores llamados a definir el futuro del equipo ya estaban en el club. En la situación actual era definitivo acertar en fichajes estructurales, pero el Barça que se imagina el culé cuando se ilusiona es el de Lamine y Cubarsí

La apuesta por La Masia acostumbra a funcionar cuando viene acompañada de futbolistas diferenciales. Pero el club ha invertido en jugadores que aún no han demostrado ser élite en sus posiciones, o menos aún, estrellas en sus selecciones. Jugadores como Raphinha o Vitor Roque, de momento, palidecen con el recuerdo de compatriotas suyos que emocionaron al Camp Nou. Antes, cuando el Barça fichaba a brasileños, buscaba a futbolistas distintos; ahora ficha a brasileños que cuesta reconocer.