Goleada indiscutible, pero sin brillantez

Marcos Alonso

Marcos Alonso / SPORT

Pichi Alonso

Pichi Alonso

Una de las claves para afrontar un partido de estas características, eliminados de la Champions League y sin nada en juego para ninguno de los dos equipos, era la actitud, cómo te tomabas el partido. Y en ese sentido hay que constatar que el Barça entró bien en la contienda. El primer gol es prueba de ello, con Marcos Alonso siguiendo la jugada y rematando al más puro estilo delantero centro.

Como no podía ser de otra manera, el Barça mandó, tuvo la pelota y atacó, destacando el poderío físico y el despliegue de Gavi. Como interior derecho un Pablo Torre que se ofreció y buscó ser protagonista.

La primera mitad se igualó porque bajó la intensidad el Barça y los checos ‘olieron’ sangre al rematar un balón al larguero. Igualdad que se deshizo en la mejor jugada colectiva azulgrana , con gran pase de Raphinha a Alba y este a Ferran Torres.

Kessie como pivote no acabó de encontrarse muy a gusto, perdiendo la posición y sufriendo una lesión muscular grave.

Cuando parecía que el Barça tenía el partido controlado, el Viktoria se metió en él gracias a un penalti inocente de Pablo Torre, que má tarde se estrenaría como goleador. Acabó agotado y de ahí sus problemas musculares.

En este tramo volvimos a ver a un equipo con dinamita arriba, gracias a un acertado Ferran Torres, pero blando y con errores de marcaje en defensa. Dos postes del Viktoria, buenas intervenciones de Peña... No acabó de ‘enterrar’ al rival que hasta el final se atrevió a meter al Barça en su área. Con el balón, bien el equipo azulgrana. Sin él, sufrió. Hubiera podido ser un triunfo brillante, pero no lo fue precisamente por esos desajustes, por otro lado entendible dado todos los cambios que se vieron.