Ganas de volver a verlo 18 años después

Joan Laporta vuelve a ganar las elecciones a la presidencia del FC Barcelona 18 años después

Joan Laporta vuelve a ganar las elecciones a la presidencia del FC Barcelona 18 años después / FCB

Albert Sáez

Albert Sáez

Dos instantáneas resumen el triunfo de Joan Laporta en las elecciones de ayer. La primera es la pancarta que desplegó al inicio de la campaña frente al Bernabéu: “Ganas de volver a veros”. Un gesto simpático, de orgullo blaugrana pero también de respeto al eterno rival. La segunda es de las últimas horas de la votación en el estadio. El todavía candidato se fotografía con una seguidora. “Gracias, nena. Llámame cuando tengas 18 años”, le dice al acabar. Un gesto impresentable, cargado de machismo rancio por mucho que el contexto edulcore el momento según la propia protagonista. El mejor y el peor Laporta en dos imágenes. Un tipo listo, triunfador, campechano, buen conocedor del mundo del fútbol y de los resortes del poder, pero a la vez un peñista, un forofo, al que los socios sienten como uno de los suyos, también cuando enseña su peor cara. Los votantes han visto en esta campaña la cara positiva de Laporta y sus adversarios no han sido capaces de evidenciar la amarga.

Ese ha sido el gran mérito del equipo electoral del ahora presidente, lo han tenido a dieta y los kilos que ha perdido le han dado los miles de votos que le prometió su hermana. Lo mejor que le puede pasar al Barça es que esos colaboradores le acompañen en el día a día del club, que saquen lo mejor del personaje: que trate con igual dosis de complicidad que de exigencia a las cracks del primer equipo, que saque a la entidad de la ruina sin buscar socios estrafalarios, que recupere la decencia que se perdió con el Bartogate y que entierre para siempre el binomio entre fútbol y machismo con todo lo que ello significa. Laporta irá a París con el primer equipo masculino, pero esta misma semana debería acompañar también al primer equipo femenino. Durante la campaña hemos rememorado al Laporta del 2003, pero el Barça no se puede permitir al presidente de su último mandato. Al malo conocido no se le deja pasar ni una. Los socios no lo harán.