Opinión

El fogón de la abuela, mejor que Master Chef

Las carreras al Sprint del sábado son todo un éxito en MotoGP, mientras que en F1 este sistema de competición no acaba de cuajar

Max Verstappen, al frente de la parrilla en la sprint de Miami

Max Verstappen, al frente de la parrilla en la sprint de Miami / AP

Hubo un tiempo que MotoGP arrastraba un cierto complejo de inferioridad respecto a la F1. Hoy, afortunadamente, creo que esto no sólo está superado, sino que “los de las motos” claramente van por delante en algunos aspectos.

Globalmente las audiencias de la F1 siempre fueron superiores. Pero este año, al menos en España, MotoGP le está dando sopas con onda a su flamante hermanito de adopción. Algo que parece lógico, teniendo en cuenta que la temporada de motociclismo está siendo una de las mejores de los últimos tiempos.

Dorna ha encontrado el formato adecuado para un fin de semana de competición. Las carreras al Sprint del sábado son todo un éxito, y la generosidad con que los pilotos se aplican en las mismas es la clave del éxito del nivel de competitividad que entregan, pese a que todavía quedarían algunos aspectos por pulir, como que los resultados en la misma tuvieran continuidad y consecuencia para la parrilla dominical.

En cambio, el sistema no acaba de cuajar en la F1. Y tal vez por ello el certamen solo contempla que en seis de las veintitrés citas se dispute este sprint complementario. Ahora que los dos campeonatos están cubiertos por el mismo techo -Liberty Media- el trasvase de métodos parece que va a estar a la orden del día, y Stefano Domenicali, el CEO de los de “los de los coches” ha apuntado la posibilidad que el formato más corto se aplique en todas las pruebas del calendario, como en las motos.

No han faltado puristas que se han rasgado las vestiduras ante una eventual consolidación de la idea. Y no me extraña. Personalmente la Sprint de las motos me encanta, y la de los monoplaza me suele dejar bastante indiferente, y más en el contexto de una temporada tirando a sosa.

La F1 tiene una esencia, y modificarla es crear… “otra cosa”. Ni mejor ni peor, pero distinta. Y como eso: las parrillas invertidas, los puntos por pole o vuelta rápida, o cualquier otro tipo de incentivo que se quiera añadir al tema.

Pero, si no se hubiera inventado el tiro desde más allá de la línea de 6’25 no hubiéramos disfrutado de los triples en el básket; si Piqué no fuera un espabilado no tendríamos un show como la Kings League, y si el VAR no se hubiera inventado en el fútbol hubiera continuado habiendo polémica. Ay, calla, calla… que la sigue habiendo incluso con el VAR, y con los de siempre.

Pues nada, que como dijo Unamuno “¡qué inventen ellos!” Pero estaría bien, sí, que alguien le diera una vuelta a la actual situación de la F1 para añadirle un poco más de picante al guiso.

¿Qué tal una vuelta a los orígenes, con menos aerodinámica, menos electrónica, neumáticos más anchos, coches más estrechos y un poco más de permisividad en la creatividad técnica? La sopa de ajo sigue sabiendo muy bien, y hace años que la inventaron, incluso antes que llegaran los listos del Master Chef.

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