Una familia antes sagrada

Dembélé durante un partido

Dembélé durante un partido / Valentí Enrich

Carme Barceló

Carme Barceló

Preguntas a unos y a otras por el resultado de mañana y el lenguaje no verbal es más descriptivo que las palabras. Enarcar las cejas, mover la cabeza de un lado a otro y apretar levemente los labios es la respuesta más común. Digamos que si la esperanza es lo último que se pierde, las miradas se dirigen a Lisboa y las velas y las plegarias, a la Sagrada Familia. La estrella que mañana se enciende en la basílica de Gaudí podría interpretarse como una luz en la oscuridad, pero la realidad es tan dura que hay que encomendarse a todos los santos para imaginar una victoria en Alemania. La que más lucía del equipo se fue al PSG este verano y ayer marcó uno de sus goles marca de la casa con su nuevo equipo.

Los herederos, Ansu y Pedri, están en el dique seco y todas las miradas están puestas en un Dembelé que un día se nos aparece y dos, no. Mientras sus agentes dan largas al club y en los despachos preparan la última oferta al francés, Xavi y el equipo se enconmiendan a él esperando que su desequilibrio y su calidad muestren lo que aún hoy esperamos. Virgen María, desde tu estrellada torre, ruega por nosotros.

Si los ánimos andan justitos, sólo le faltó al barcelonismo un partido previo como el disputado ante el Betis. Mazazo para los del campo, los del palco y los de la grada. Una derrota cuya digestión ha sido complicada y así lo proyectaron en rueda de prensa tanto Xavi como Piqué. Un baño de realismo que, no por esperado, bajó la temperatura de la afición. Un discurso de respeto absoluto al rival, de apearse de la cultura del más allá y de “salir con el cuchillo entre los dientes”, como dijo el central.

La innegable superioridad del Bayern unida a esa soberbia deportiva que le caracteriza, obliga a afinar bien el oído para escuchar los pocos argumentos positivos que emite el equipo azulgrana. Se mide una mentalidad 100% ganadora frente a un Barça en horas muy bajas que ha dejado de creer en sí mismo como bloque y, en muchos casos, también a nivel individual. Estrellas apagadas, una familia antes sagrada que necesita un milagro para volver a brillar de nuevo, mal que le pese.