La euforia de Laporta en un día histórico

Laporta y Lewandowski, durante su presentación

Laporta y Lewandowski, durante su presentación / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

En el aniversario del adiós de Messi, el Barça presentó a Lewandowski. Casualidad o no, la verdad es que el fichaje del delantero polaco ha provocado que los culés recuperaran la ilusión perdida con la dolorosa marcha del crack argentino. Ayer, como dijo Laporta, fue un día histórico. Más de 57.000 aficionados se dieron cita en el Camp Nou para brindar un recibimiento de estrella a la incorporación que más entusiasmo ha generado. El barcelonismo llevaba un año huérfano de referentes y Lewandowski ha sido encumbrado como nuevo héroe blaugrana. Incluso antes de que empiece la competición oficial. Y es que la pasión que vimos en el estadio es la misma que se palpa en la calle. Todo el mundo (bueno, casi todo el mundo, porque los desheredados del ‘bartorosellismo’ siguen cuestionando el proyecto) ve que se está construyendo un equipo campeón. Y que Xavi es el líder perfecto para conducir a esta plantilla hacia los títulos. No es de extrañar que el presidente se mostrara eufórico, casi desatado, porque se está haciendo un gran trabajo. 

No ha sido un año fácil para Laporta y sus directivos. La transformación del club ha costado mucho más de lo que esperaban. Y la activación de las palancas (hará falta una cuarta para inscribir a todos los fichajes) ha sido la salvación. No es la mejor solución, pero es la única viable para sanear la entidad. Laporta es un culé desacomplejado, sin matices. Nadie, absolutamente nadie, puede cuestionar su amor al Barça. Y tampoco nadie puede negar una evidencia: ha devuelto el orgullo a los socios y aficionados. Habrá quien cuestione sus métodos. Y critique sus decisiones. Pero Laporta ha obrado un milagro impensable el 5 de agosto de 2021, cuando el club comunicó que Messi no podía seguir por “obstáculos económicos y estructurales”. Un milagro que ha permitido traer al mejor goleador del mundo.

Lewandowski alucinó con el ambiente del Camp Nou. Si esto es una simple presentación, ¿cómo será un partido?, pensó. Lógico. El polaco sabe que la trascendencia de todo lo que consiga en el Barça se multiplicará por infinito. Si está en el club blaugrana es porque se ha empeñado en estarlo. A sus casi 34 años es un reto mayúsculo que demuestra su ambición. Podía haberse quedado tranquilamente en el Bayern, viviendo de rentas, pero ha preferido la arriesgada apuesta de ayudar a crear un equipo campeón casi de la nada. Solo por eso se merece nuestro elogio.