Sobre el estilo, la trampa y las limitaciones

Busquets vuelve con la selección

Busquets vuelve con la selección / RFEF

Guillem Balagué

Guillem Balagué

En una visita a una bodega ecológica de la Ribera del Duero, nos descubrieron una manera muy original para impedir el daño de un insecto que puede matar la vid. En lugar de utilizar insecticida químico, cuelgan de la planta una bolsita con olor a su versión femenina (el masculino es el malo de esta película). El insecto se emociona y busca constantemente a la fémina, atraído por su olor. Y continúa, sin encontrarla, hasta que el cansancio acaba con él. Justo en el engaño estaba pensando mientras veía cómo España se enfrentaba a Suecia con todas sus armas, a pecho descubierto, sin amagos, sin negociar nada. Sin sorpresas: el rival era muy consciente a lo que se estaba enfrentando. Fue como repartir féminas al insecto rival.

Con un gol, hasta por casualidad o de rebote, después de 17 tiros a puerta, hubiéramos acabado con menos dudas y sin la necesidad de buscar un villano (te tocó, Morata, así hemos montado este juego). Pero en realidad nuestra frustración no es nueva. España hizo un buen partido a partir de lo que Luis Enrique pretende: dominar, atacar en cantidades industriales y (esto es lo importante para lo que quiero sugerir) estar muy pendiente de la pérdida y morder para recuperar el balón cuanto antes, minimizando las posibilidades de Suecia que tenía argumentos suficientes para hacer más daño.

El problema es que, al ser tan protagonistas desde la posesión, hacemos que los rivales planteen las mismas situaciones para defenderse: mucha densidad y pocos espacios. Es decir: ¿nos quieres robar el balón en nuestra salida? Pues no salimos casi ninguno y, si recuperáis, seguimos ocho detrás del balón. Nuestro estilo es en parte nuestro enemigo. Como consecuencia, las ocasiones no son de mucha calidad, ahí está nuestro déficit. No es un problema de Morata sí o Morata no. Luis Enrique exige que se genere muchísimo (a partir de estar el máximo número de minutos en el último tercio rival) para llegar al gol. Contra más ocasiones, más opciones de marcar.

Seguro que el seleccionador ha puesto en una balanza las varias posibilidades que ofrece el fútbol español y, por lo que parece, ha llegado a la conclusión de que, como nos ocurre desde hace tiempo, nos faltan varios registros de juego, más sorpresa, más trampas como la del insecto. No tenemos la capacidad o el talento suficiente para ser más efectivos. Nos volvemos previsibles a menudo. Así que hay que arriesgar, defender muy arriba y chutar sin parar. Veremos hasta dónde nos lleva.