Opinión

Lo que empuja a subir la montaña

Laporta, durante la visita de obras al Camp Nou.

Laporta, durante la visita de obras al Camp Nou.

En plena ola de calor y sudando la gota gorda, el FC Barcelona ha vuelto al trabajo como cualquier hijo de vecino. Porque la temperatura no conoce de clases sociales y aunque abanicos, aires acondicionados y ventiladores sí se reparten a partes desiguales entre unos y otros, los jugadores azulgrana son como cualquier otro ser humano bajo el sol. Como todo lo que unifica es de buen compartir, la afición del Barça ha puesto los ojos y los sudores en este equipo campeón de Liga que el lunes inició el nuevo curso.

Las miradas buscaban a un Iñigo Martínez al que abrazaba Xavi horas antes y le decía, con su naturalidad habitual, “bienvenido y ahora, a disfrutar, que lo vamos a pasar bien”. El central, que será presentado mañana, está en la fase final de la recuperación de una lesión que le ha mantenido alejado de los terrenos de juego prácticamente desde el mes de abril. “Ay, ay, ay”, me decía un culer ‘patidor’ de manual. El hombre sumaba esta inquietud a la inscripción del nuevo fichaje y algunos jugadores más. Porque sólo son trece los que, a día de hoy, están inscritos de forma oficial. Tranquilidad. Desde el club transmiten confianza, aseguran que todo está bajo control y no habrá que sufrir por este tema. Costará sangre, sudor (más) y lágrimas (algunas) iniciar la temporada con estos deberes hechos “pero estamos sólo a 12 de julio”, apuntan desde los despachos. Casi todo en la vida es cuestión de fé y en este Barça que camina sobre el alambre, más.

Es curioso ver como una situación económica tan compleja se proyecta desde el club como transitoria y reversible. El ‘ay, ay, ay’ con el que convive el barcelonismo, aún cuando camina de la mano de un título de Liga merecidísimo, parece haberse trasladado a Montjuïc. Sólo 16.900 socios y socias han adquirido el Pase Barça Primer Equipo, el abono de esta temporada. Pedía la vicepresidenta Elena Fort que la masa social debe “acompañar al Barça en un momento muy importante” pero habrá que motivar a un personal al que no sólo el calor o el frío le ata al sofá y al mando a distancia. También suma o resta la ilusión, la emoción y el ‘modus operandi’ de un abonado que es un animal de costumbres. Le hará renunciar a la comodidad algo más que una estrella. De hecho, ya sabe que va a ser casi imposible que aquí aterrice con la competencia que ahora supone Arabia Saudí, la Premier y los clubs-estado. Costará pero hay que trabajar a fondo el talento propio. Este equipo al que hemos visto entrenar en las últimas cuarenta y ocho horas apenas tiene en sus filas a alguien que nos recuerde a una generación gloriosa. No vemos ni a Busquets ni a Jordi Alba, no ha venido Messi y el único que nos remueve el ADN es Xavi. Europa es el objetivo y ni siquiera Íñigo Martínez se ha calzado las botas. Con el contexto económico y social actual, la mirada debe ir hacia adentro y, junto al orgullo de pertenencia, que sea lo que empuje a subir la montaña