El Barça, al borde del abismo y al borde del drama

Lewandowski, en una acción ante el Inter

Lewandowski, en una acción ante el Inter / Javi Ferrándiz

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Otro drama en Europa. El Barça, por segunda temporada consecutiva, está a punto de quedar eliminado en la fase de grupos. Un nuevo fracaso continental que haría tambalear el nuevo proyecto que Laporta ha construido, con una gran inversión económica de más de 200 millones de euros. El presidente ha tenido que activar hasta cuatro palancas financieras para fichar refuerzos de lujo como Lewandowski, Raphinha, Koundé o Ferran Torres (en el mercado de invierno). Y ha conseguido grandes incorporaciones de clase media casi a coste cero: Christensen, Kessie, Bellerín y Marcos Alonso. Todo para hacer un equipo competitivo que hiciera olvidar las decepciones y los fracasos de los últimos años.

Laporta le ha dado a Xavi casi todo lo que le pidió el entrenador para construir su proyecto. Y es el técnico el que debe crear un conjunto campeón. La tarea no es fácil. Porque en el fútbol no es todo cuestión de dinero. Y sino, que se lo pregunten a Al-Khelaïfi, que se ha gastado todo y más en el PSG. Hay que trabajar mucho y, sobre todo, tener una idea muy clara, un modelo. Y apostar. Con paciencia. El problema es que el Barça no tiene tiempo. Le persiguen las urgencias. Sobre todo en la Champions, donde las constantes humillaciones no permitían más errores. Por eso, este nuevo Barça estaba obligado a ganar al Inter para no quedar fuera antes de los octavos de final. Pero el empate deja al equipo al borde de un KO anticipado que sería una hecatombe futbolística, económica e institucional. Laporta lo ha apostado todo a la revolución para que el círculo virtuoso volviera a rodar. Pero si el equipo falla, el proyecto se desmorona.

El Barça le debía una noche histórica en la Copa de Europa a los culés. Y los socios se volcaron con un recibimiento épico a los jugadores y llenando de pasión el Camp Nou. Xavi respondió al reto alineando a su circunstancial equipo de gala (solo faltaban por lesión Koundé y Araujo) y volvió a ‘olvidarse’ de Jordi Alba, el único capitán que no fue titular ante el Inter. Un once con todo su potencial ofensivo para lograr una victoria indispensable. El partido fue un constante intercambio de golpes, con más emoción que buen juego. Con más errores que aciertos. Con mucha tensión. Con muchos nervios. Absolutamente épico. El Barça deambuló entre el milagro y la eliminación y al final logró un agónico empate que le permite seguir vivo. Está tocado. Muy tocado. Pero aún no está hundido... Ya no depende de sí mismo para clasificarse. Solo un milagro evitará el dramático KO definitivo. Y el ridículo...