La dolorosa frustración de Xavi

Como buen cruyffista, no mejorar el juego del Barça ha provocado el desengaño de Xavi

Xavi, abatido durante el Barça-Villarreal en Montjuïc

Xavi, abatido durante el Barça-Villarreal en Montjuïc / JORDI COTRINA

Xavi Torres

Xavi Torres

El anuncio del adiós de Xavi ha provocado la reacción del barcelonismo. De entrada, contento con la victoria ante Osasuna -sin mejora futbolística- y de salida, buen trato hacia su entrenador que sin duda siente como uno de los suyos aunque lamenta, quizás más que nunca, que el de Terrassa no haya podido llevar su proyecto a mejor puerto. Nos quedamos aquí.

En sus ruedas de prensa ha hablado de la culpabilidad del periodismo que, según él, no ha valorado su trabajo. En realidad sí lo ha hecho pero sin coincidir con su criterio. Por supuesto tiene derecho a criticarnos de la misma manera que lo hacemos nosotros. Sorprende, eso sí, que el factor de la prensa haya adquirido un papel tan determinante en su toma de decisión porque él conoce bien el club, los medios, los profesionales y, también, los famosos entornos, el suyo incluido. Quizás ha prestado demasiada atención a todo ello y no ha sabido focalizar sus esfuerzos en ajustar un plan futbolístico que disminuyera el ruido del maravilloso debate sobre el juego del equipo.

Porque éste ha sido, sin duda, el motivo de su frustración. Xavi despertó grandes expectativas por lo que fue como futbolista, porque tuvo grandes maestros y porque su gusto y su discurso inequívocamente cruyffistas lo situaron en un claro escenario ante los aficionados. Sin embargo, tras dos años y tres meses y según la mirada de Xavi, el equipo de Xavi no es reconocible. El entrenador levantó al equipo en su medio año inicial y ganó una Supercopa y una Liga en su primer curso entero pero él fue el primero en lamentar que el juego de su equipo no fuese el que a él le gusta.

Al principio de esta temporada Xavi movió piezas y viró hacia el talento para conseguir su objetivo. Es verdad que la economía condiciona pero el club conformó un grupo mejorado respecto la temporada anterior, con los deseadísimos Cancelo y Gundogan, reclutados del ManCity campeón de Europa. No llegó el medio centro caro pero sí Romeu, del Girona, que sin él se ha inventado a Aleix, que justamente es el jugador que ahora quiere fichar el Barça. Tremendo.

El juego no ha sido el esperado y ahí reside el dolor y la desilusión de Xavi, también como respuesta a todos aquellos que dicen querer ganar sin importarles la manera pero sin explicar cómo se llega al “ganar como sea”. Xavi siempre se ha postulado como un discípulo de Cruyff deseoso de convertirse en el tercer eslabón de una imaginaria cadena formada por Johan-Pep-Xavi. Él lo siente así y el barcelonismo también lo imaginó así. No se ha dado. Quizás dentro de un tiempo, tras sumar reflexiones y experiencias. El técnico catalán se va desengañado porque él sabe, mejor que nadie, que los resultados son una consecuencia del juego.

TEMAS