Opinión

Crucificar a Ronald Araujo

Barça - PSG : La expulsión de Araujo

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Un hecho determinado puede cambiar por completo el destino. ¿Y si Araujo en la jugada anterior a la catástrofe hubiese pasado el balón a la izquierda y no a la derecha? Se preguntan algunos buscando respuestas. ¿Y si hubiese encendido la televisión unos minutos más tarde? Se preguntan otros mucho más supersticiosos y obsesionados con el efecto mariposa.

Pero lo ocurrido ya no se puede cambiar y solo queda resignarse, resoplar y reflexionar. En la vida, y no solo en el fútbol, la fina y absurda línea entre lo heroico y lo villanesco, se determina por actos minúsculos y concretos que cambian el transcurso del destino. Si gracias a Ronald Araujo desafiamos la geografía e incluso la geopolítica -citando al gran Gianni Brera- ganando en el Parque de los príncipes, es justo decir también que, gracias a él, o más bien dicho, por culpa de él, tiramos a la basura el partido de vuelta. Con una ventaja de dos goles, dejar al equipo con 10 jugadores ante un todopoderoso Paris Saint-Germain, es motivo suficiente para aceptar el enfado e indignación de todos los aficionados.

Tras varios años esperando el renacer, justo cuando parecía que el milagro estaba por ocurrir, un pequeño contacto con el brazo, un toque con la pierna y una cartulina roja, obligaron a equipo y afición a regresar a lo terrenal y a los fantasmas del pasado que ya empiezan a ser demasiados. Pero pasada la etapa de resignación y resoplos indignados, llega la fase más importante donde lo racional se impone a lo irracional y donde la lógica imparte justicia para no caer en veredictos prematuros capaces de quemarlo todo.

Araujo, que siendo honestos no debería ser el único señalado, es un jugador que merece todo el respeto de los culés y de cualquier aficionado al fútbol. Esperanza en forma de central cuando los tiempos eran oscuros, jugador de la casa y guerrero de escudo; tiene todo el derecho a cometer uno, dos o veinte acciones equivocadas. Claro, si el error ocurre en un partido intrascendente quedará en el olvido, pero si ese error ocurre en un partido capital, este va a perseguirte toda la vida.

El uruguayo que ha sido aclamado tantas veces en el estadio, no merece ser crucificado a la primera de cambio y mucho menos cuando el equipo -en construcción- empieza a dar señales ilusionantes gracias a chavales de la cantera, que justamente, en los próximos meses y las próximas temporadas necesitaran referentes con carácter como puede serlo Ronald. Por tanto, que el culé fuese a dormirse irritado con Araujo es tan justo como que hoy, tras la reflexión de almohada, se haya levantado comprensible y agradecido con él. No caer en la bárbara arbitrariedad de manchar la carrera de alguien por un desacierto preciso, nos hará mejor afición y algo mucho más importante: nos hará mejores personas.