Opinión

Un clásico sin los clásicos

Benzema y Busquets, en la Supercopa en Arabia Saudí

Benzema y Busquets, en la Supercopa en Arabia Saudí / Valentí Enrich

A las once de la noche hora española, si no hay problemas con el tráfico o con las actuaciones musicales y ‘shows’ previos que preceden los partidos en suelo estadounidense, arrancará el ya casi tradicional clásico del verano. 

Barça y Madrid van a medir sus fuerzas y situación de la pretemporada. Un lujo de partido veraniego nada casual, el motivo es claro: los ingresos que logran ambos clubes. Tan grandes son los emolumentos que reciben los equipos que se exponen a un revolcón del eterno rival a estas alturas de la temporada. 

El Barça solo ha tenido un partido de prueba antes del clásico y dejó bastantes sombras en lo que a trabajo defensivo se refiere, el Madrid viene de ganar a Milan y a Manchester y con la figura de Bellingham en crecimiento. Pero un clásico, aunque se juegue en julio en Estados Unidos, siempre es un clásico y todo puede pasar.

Seguro que este clásico nos va a sorprender desde el minuto uno o incluso antes, cuando los técnicos den las alineaciones. En este encuentro no van a estar hombres que han sido claves en muchos de los últimos encuentros entre Barça y Madrid. Seguro que se nos hace raro afrontar un clásico y que no estén Sergio Busquets, Jordi Alba o Karim Benzema. Han sido la imagen de estos duelos, con el permiso de Messi, en la última decada y ahora aún en pretemporada los aficionados tendrán que ver a sus equipos sin esos pilares.

Entre estas ausencias y un estadio lleno pero con el público dividido, parecerá que estemos ante un partido que seguimos llamando clásico pero que sonará a nuevo. Primer clásico para Gündogan o Bellingham, los encargados de que los centros del campo de ambos equipos respiren un aire nuevo; eso sí, a su lado seguirán algunos viejos rockeros como Modric o De Jong, que aunque tenga cara de niño ya cuenta con 26 primaveras y 13 clásicos en sus registros. Que ruede el balón y que ofrezcan un buen espectáculo, que a esas horas si el partido es soporífero, caeremos dormidos.