Por un cara a cara entre Piqué y Nadal sobre política

Piqué, a su llegada a la Ciudad del Fútbol

Piqué, a su llegada a la Ciudad del Fútbol / EFE

Ernest Folch

Ernest Folch

No hay debate más viejo que el de cuestionarse si los deportistas pueden o no entrar en política. La polémica se ha reavivado con las declaraciones de Rafa Nadal, que solo 24 horas después de la moción de censura que convirtió a Pedro Sánchez en presidente del Gobierno se dejó de ambigüedades y declaró en pleno Roland Garros que “lo mejor sería volver a votar”. La frase del tenista español, muy concreta y contundente, es novedosa porque sugiere de manera casi explícita un rechazo a la moción de censura y a la presidencia de Pedro Sánchez y, como consecuencia de ello, un respaldo al PP y a Mariano Rajoy. Y es sorprendente porque no es habitual en un deportista de alto nivel, pero evidentemente es absolutamente legítima. La cuestión, en definitiva, no son las palabras de Nadal sino el sospechoso silencio que han guardado los que censuraban (y siguen censurando) a Piqué cada vez que abre la boca. ¿Dónde están ahora todas aquellas parrafadas sobre si el central del Barça mezclaba política y deporte, sobre si hería sensibilidades, sobre si…? Los que eran tan valientes con Piqué, ¿por qué callan ahora con Nadal? La escandalosa doble vara de medir no ha hecho sino dejar desnudos a todos los argumentos utilizados contra el blaugrana en los últimos meses. Quizás porque en realidad lo que molestaba de Piqué no era que mezclase nada sino sencillamente lo que decía. Y es que en realidad Rafa Nadal ha dado una lección a todos los que nos han machacado con su falsa moralina. Porque en una sociedad libre y sana lo normal es que los deportistas hablen, debatan y se pregunten en público lo que quieran, solo faltaría. Y si quieren defender un partido, que lo hagan. Y si creen que es mejor votar, o no, que lo digan. Y si discrepan, que lo hagan, pues en esto consiste, o debería consistir, la democracia. En lugar de hacer ver que no dicen nada, lo mejor para todos sería organizar un gran debate cara a cara entre Nadal y Piqué sobre la situación política en España. Muchos se sorprenderían de lo que pueden aportar.