Brotes verdes para... la Champions

Aunque tarde, en lo que hace referencia a la liga, bienvenida la notable mejoría que ofreció el Barça frente al Villarreal en La Cerámica. Atisbos de esperanzas claros pensando como mínimo en el duelo frente al Nápoles en la Champions.

Pero vayamos por partes. Setién insistió en el rombo, con Messi por detrás de los dos puntas y absoluta libertad. Un dibujo que no encontró réplica táctica por parte de Calleja en el primer tiempo. Jordi Alba y Sergi Roberto causaron estragos en banda izquierda, Griezmann ofreció su mejor versión de la temporada y, además, el Barça reiteró que se siente cómodo cuando se mide a defensas adelantadas. Si a todas estas virtudes añadimos un golazo de Luis Suárez y la evidente velocidad en la distribución del balón, nos explicamos el 1-3 del descanso ante un rival que llegaba en un excelente momento de forma.

ritmo sostenido Era más que previsible que el ritmo de la segunda parte iba a ser inferior. Y así fue. Pero lo importante es que el Barça sí mantuvo durante los 90 minutos, por primera vez en mucho tiempo, una más que notable fluidez y velocidad en el movimiento del balón. Las circulaciones rápidas fueron una constante y el Villarreal siempre llegó tarde a casi todas las presiones.

La pregunta ahora es muy simple: ¿Será capaz el Barça de mantener ese ritmo, esa velocidad? Una cuestión fundamental para que pueda desplegar las esencias de su juego de posesión. Hasta la fecha, el ritmo cansino y previsible solo le habían llevado a no generar ocasiones de gol, empates inoportunos y muy probablemente a despedirse de la Liga. Por cierto, más detalles de calidad de Ansu.