LA ÚLTIMA

Del blaugrana a la 'roja'

Lluís Mascaró

Durante 11 meses les critican, les menosprecian, les infravaloran e, incluso, les insultan. Pero cuando llega el verano se obra el milagro más milagroso de todos los milagros. Y entonces les admiran, les elogian, les glorifican e, incluso, les piropean. Esta extraña transformación, esa sorprendente conversión, la protagonizan todos los componentes de la caverna mediática cada vez que los jugadores del Barça se sacan la camiseta blaugrana para ponerse la 'roja'. Es cambiar el Camp Nou por la concentración de la selección española y Xavi se convierte inmediatamente en el mejor centrocampista de la historia, Iniesta en el salvador de la patria, Piqué en el nuevo Beckenbauer y Sergio Busquets en la reencarnación del propio Del Bosque. O viceversa. Por no hablar de Valdés, de Cesc o de Pedro, que se ha ganado el puesto a última hora con su gran actuación en la final de la Copa.

Más de un madridista recalcitrante me lo ha reconocido en voz baja: “Es ponerse la 'roja' y hasta los veo guapos”. Los componentes más destacados de la 'central lechera', los 'ronceros', los 'siros', los 'buyos', que durante toda la temporada reniegan del estilo futbolístico del Barça, elogian a partir del mes de junio el juego de la selección, que es una copia del que practica el equipo blaugrana. “Es que nos encanta el 'tiqui-taca'”, aseguran sin el más mínimo rubor. Cuando solo unas semanas antes abominan de ese estilo porque lo consideran “aburrido”. Resulta asombrosa la capacidad que tienen los madridistas para abrazar la 'fe blaugrana' cuando les conviene. Que solo es cuando Xavi ejerce de cerebro de la selección, cuando Iniesta marca un gol que da un título o cuando Piqué aparece como un valladar inexpugnable para los delanteros alemanes y/o holandeses. Sucede cada dos años. Con motivo del Mundial o de la Eurocopa. De hecho, estamos a punto de asistir a una nueva revelación futbolística. La que se apoderará de los medios cavernarios a partir del próximo lunes.

“Si Piqué y Ramos no se llevan bien, que se lleven”. Con esta sarcástica frase se sacó de encima Del Bosque la polémica relación que, por culpa de Mourinho y la batalla de los 'clásicos', se ha establecido entre los componentes del Madrid y del Barça. El seleccionador, que no tiene ni un pelo de tonto, sabe que los culés seguirán siendo culés aunque se vistan con la 'roja'. Y que donde hubo fuego, quedan brasas. Por mucho que el nacionalmadridismo diga ahora que Piqué no es tan 'bad boy' como cuando levantaba la 'manita' y que Sergio Busquets no hace teatro del malo, sino del bueno. Lo que no entiendo, de verdad, es por qué estos futbolistas blaugrana, tan vilipendiados durante 11 meses, pueden reír ahora las gracias de esos mismos periodistas que tanto les han faltado al respeto. Será, tal vez, que ellos también se transforman cuando se ponen la 'roja' y se olvidan de todo lo que antes les había sentado tan mal. O, a lo peor, es que el fútbol está lleno de hipócritas.