El Barça de Valverde gana la Liga por segunda vez

Secuencia del gol  de Leo Messi de falta

Secuencia del gol  de Leo Messi de falta / Javi Ferrandiz

Ernest Folch

Ernest Folch

Era una final, se jugó como una final, se sufrió como una final y el Barça la ganó como una final. No fue ningún alarde de finura, pero el partido resultó ser una convocatoria solemne de los dos mejores equipos de esta Liga, que se retaron cara a cara en un duelo duro y áspero hasta la extenuación. Todos lucharon, todos se ofrecieron, todos lo dieron todo, pero solo uno encontró la manera de parar el tiempo por un instante: corría el minuto 24 de la primera parte, y un extraterrestre que juega con el dorsal ‘10’ imaginó la única salida que tenía el laberinto imposible del partido.

Messi cargó su cañón y la pelota encontró un camino que ni siquiera existía para salvar la barrera y colarse con extrema elegancia al fondo de la red. Solo un superdotado como Messi es capaz de encontrar semejante solución a una emboscada como la de ayer, y como lo hace en cada partido (es la tercera falta seguida que marca) y en cada temporada él mismo convierte en normal algo que es sobrehumano. La enésima obra de arte de Leo pasará a la historia por ser el gol ‘600’ de su carrera, pero no hay ningún número que pueda explicar por si solo todos los partidos que ha ganado, todos los goles que se ha inventado, todos los títulos que le pertenecen.

Al final del partido, Simeone lo resumió con crudeza: “Si le ponemos a Messi la camiseta del At. Madrid igual hubiera ganado el Atleti.” Pero resulta que Messi es del Barça, y no precisamente por ninguna casualidad, y esto es lo que explica la década prodigiosa del club blaugrana. Lo cierto es que hubo dos partidos: uno con Iniesta, en el que el Barça controló, tuvo la pelota y dominó ampliamente y otro sin Iniesta, en el que el Atlético creció, se apoderó del balón e hizo sufrir al Barça. Porque el equipo de Valverde depende por supuesto de Messi para ganar cualquier partido, pero depende de Iniesta para dominarlo y estabilizarlo: ayer se fue el de Fuentealbilla y la bestia que parecía domada se desbocó y a punto estuvo de terminar en tragedia.

Una vez más, la presencia de André Gomes en el lugar de Iniesta solo contribuyó a dar más inseguridad al equipo y aunque ciertamente los pitos de la grada no ayudan en nada y no le refuerzan su confianza, también hay que recordar que la exigencia en el Barça es el primer mandamiento, y hoy el jugador portugués sencillamente no cumple y se le ve superado. No desviemos el debate: si André Gomes no rinde no es culpa del público sino sencillamente de él mismo. La buena noticia es que el equipo superó todos los malos momentos y supo sufrir y sacar el orgullo en un partido que descifró correctamente como una final. El Barça ganó ayer la Liga por segunda vez, aunque las matemáticas todavía no lo certifiquen. El 23 de diciembre se la ganó al Madrid, ayer al Atlético. A partir de ahí, ya solo puede perderla.