El Barça sin Messi

Xavi y Leo Messi siempre han tenido una excelente sintonía futbolística sobre el terreno de juego

Xavi y Leo Messi tenían una excelente sintonía futbolística sobre el terreno de juego / MARC CREUS

Alfredo Martínez

Alfredo Martínez

Hasta ahora nos habíamos ilusionado con el regreso del genio argentino para la próxima temporada. Habíamos visualizado ese Barcelona de la temporada que viene con un Imperial Messi, dirigiendo el grupo y ejerciendo el liderazgo con el enorme oficio y veteranía que atesora y la calidad definiendo los partidos. Todos sabíamos las muchas cosas buenas que tenía su regreso a nivel deportivo, de imagen y económicamente. Lo han intentado y han puesto todo de su parte para que se diera el añorado regreso y parece que no va a poder ser.

De acuerdo, pero ya está. Nos despertamos, nos pellizcamos y nos damos cuenta que es imposible y que hay que darle la vuelta de nuevo a la situación. Era muy bonito soñar con su regreso y con una despedida acorde a lo que se merece por sus vínculos afectivos, emocionales e institucionales con el Barcelona. Estamos todos de acuerdo en que hubiera sido muy bonito y que la gran mayoría del barcelonismo lo deseaba.

Ahora pongámonos en ese posible nuevo escenario, el de un Barça sin Messi. No queda otra. Hay que empezar a mirar en el futuro y buscar las partes positivas de esa nueva situación. El liderazgo lo ejercerán otro tipo de futbolistas y la responsabilidad pasará a otros jugadores como Lewandowski cuyo peso específico en la plantilla ya es bastante elevado.

El Barcelona dispondrá de un dinero para invertir en otros jugadores, posiblemente más jóvenes y con más recorrido futbolístico, aunque evidentemente sin la misma calidad. Tendremos nostalgia claro que sí, pero por contra veremos cosas nuevas, un estilo de juego, quizás más dinámico y un fútbol mas coral. Otro Barça por descubrir.

Si esta segunda etapa no hubiera salido bien, por la razón que fuere, nos lamentaríamos todos de ese esfuerzo para que Messi regresara al Barcelona. Así nos quedamos también con la imagen de que el genio rosarino siempre que vistió la camiseta del Barcelona fue el mejor jugador del mundo y dejó un dulce sabor futbolístico. Siempre que jugó en el Barcelona fue el más grande del mundo.

Todos podían perder si no salía bien la operación y el Barcelona arriesgando una inversión por un futbolista veterano más que por unos jóvenes y el mejor jugador del mundo, porque el gran recuerdo que existía de él en el Barcelona pudiera quedar salpicado por una discreta, aunque es verdad improbable, nueva temporada en Barcelona.

Hay que ponerse ya en una nueva etapa, definitivamente Post Messi y centrarse en los Pedri, Gavi, Balde y compañía. Ellos deben empezar a liderar este nuevo equipo en ausencia de las vacas sagradas que han abandonado el club este verano.

Empecemos a dibujar ese Barça sin Messi. Empecemos a imaginar quién llevará ese 10, si Ansu u otro futbolista, quién desequilibrará en la línea de tres cuartos, quién levantará al público de sus asientos, quién nos emocionará con su talento, quién…porque será otro, pero no Messi.