El Barça inicia su resurrección

Laporta y Lewandowski, durante su presentación

Laporta y Lewandowski, durante su presentación / AFP

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

La Liga de la resurrección arranca esta noche para el Barça con el debut ante el Rayo en el Camp Nou. Con una ilusión desbordante tras los fichajes estelares de Lewandowski, Raphinha y Koundé y los refuerzos secundarios (pero no menos importantes) de Christensen y Kessie. Y a la espera de la inminente llegada de Marcos Alonso y el ‘bombazo’ final de la posible incorporación de Bernardo Silva. La transformación de la plantilla ha sido enorme, a la altura de las exigencias de Xavi. Laporta ha invertido (de momento) más de 150 millones de euros para hacer un equipo competitivo. Ha tenido que activar cuatro palancas financieras y rebajas salariales (Piqué ha hecho una nueva demostración de barcelonismo renunciando a una parte importante de su contrato) para obrar el milagro. Pero ha conseguido lo que casi nadie creía que fuera posible: construir un nuevo Barça en tiempo récord.

Es verdad que ha sufrido hasta el último minuto para inscribir a los nuevos jugadores y a los dos ‘renovados’ (Dembélé y Sergi Roberto), pero el presidente ya nos tiene acostumbrados a esta épica. Pero más allá de cuestiones burocráticas, lo que realmente importa a los socios y aficionados es comprobar cómo responde el equipo al tremendo reto de tener que competir por todos los títulos. A partir de esta noche veremos el nivel que es capaz de ofrecer el conjunto de Xavi en partido oficial después de una pretemporada que ha disparado la euforia de los culés, sobre todo tras la exhibición ofensiva ofrecida en el Gamper. 

El técnico tiene muy clara la receta del éxito: ganar y jugar bien, triunfo y espectáculo, victorias y diversión. Xavi es consciente de la enorme exigencia que va a tener y asume la presión con naturalidad: nadie mejor que él sabe lo que es y lo que significa el Barça. El club está en manos del mejor entrenador posible para esta nueva era que empieza hoy. En su inteligencia táctica y emocional está el destino de este proyecto que Laporta ha creado no sin muchas, muchísimas, dificultades pero con un entusiasmo desbordante. El mismo entusiasmo que tienen los aficionados por ver los goles de Lewandowski, la magia de Pedri o la solidez defensiva de Koundé. El momento de los despachos (casi) ha acabado. La atención se centra ahora en el césped. Que ruede el balón. Y que gane el Barça. Porque es el único camino para culminar la resurrección.