Arturo Vidal, ni para ir a la guerra

El Barça tenía en Sevilla un examen liguero vital, importantísimo, una final de Liga antes de la tormenta de la Copa del Rey con el Real Madrid, otro clásico de Liga y con la Champions en el horizonte. Era la hora de respirar en la competición de la regularidad, de amarrar un partido que te podía dar aire para los dos que venían, e incluso pensar que el clásico de LaLiga Santander no te importe mucho si lo cierras con un empate.

Ernesto Valverde lo dijo en la rueda de prensa por lo que sabía de la importancia del encuentro y pensando en que encontraría a un Sevilla peleón y guerrero, que marcara al hombre y fuera un partido de ida y vuelta optó por alinear a Arturo Vidal en el once... pero de la teoría a la práctica fue muy poco. El partido se convirtió en un duelo de precisiones y de errores y ahí el chileno sufrió muchísimo. Recuperaciones complicadas, pases en la frontal que exigían de pierna de cirujano, balones que era mejor bajarlos que intentar rebotarlos...

Lo cierto es que Ernesto rectificó en el descanso y sentó a Arturo Vidal para dejar entrar en su sitio a Ousmane Dembélé, error corregido y esperemos que lección aprendida. Luego entró Aleñá y en diez minutos dejó claro que necesita este equipo.

Arturo puede aportar a este Barça pero con las necesidad de juego actual del equipo y con Coutinho en 'modo off' se necesita un centro del campo que logre circular más el balón... ya habrá tiempo para ir a la guerra, pero a veces aunque haya pelea, el juego de Arturo no favorece al equipo.