Arranca el gran sueño: ilusión sí, obsesión no

Tras 8 años de calvario, Xavi asume que no es favorito en Champions 

Xavi Hernández, en rueda de prensa

Xavi Hernández, en rueda de prensa / VALENTÍ ENRICH

David Bernabeu

David Bernabeu

No hay música en el fútbol que produzca mayor cosquilleo que el himno de la Champions. De hecho, hubo una época en que el barcelonismo, más que cosquilleo, lo que sintió fue placer. Durante más de una década, escucharla era casi proclamar el advenimiento del mejor equipo de la historia. En nueve años - 2006 a 2015 -, el Barça levantó cuatro títulos, estuvo en nueve semifinales y jugó el mejor fútbol del planeta. Luego, la carroza se tornó en calabaza y la musiquilla en una banda sonora de terror. Se diga lo que se diga, lleva ocho años el club sin competir en Europa. Ni en la Champions ni en la Europa League, en la que cayó las dos últimas temporadas de manera consecutiva. Dos añitos sin Messi, dos añitos mordiendo el polvo en la fase de grupos.

En medio del drama, tragedias y humillaciones deportivas imperdonables que acompañaron el ocaso de la mejor generación de la existencia azulgrana. Xavi Hernández, cuyo libreto atisbó hace un año en Munich un brote verde para la esperanza, apareció ayer en Sant Joan Despí con la lección aprendida. Entró en la sala con su mirada serena de siempre, esbozó una sonrisa y le dió al botón del micrófono para centrar a la gente. Construyó un discurso meditado en el que combinó la exigencia - “debemos dar un paso adelante en Europa” -, marcó un objetivo sin renunciar a nada - “estamos obligados a estar en octavos y luego ya hablaremos...” -, y jamás habló de ganarla, sí de competirla. “No debemos obsesionarnos. El camino es trasladar nuestro juego al continente. Es un proceso”, avisó el míster.

El matiz no es menor y le da al mensaje un equilibrio que brilló por su ausencia en el curso pasado, cuando el propio Xavi le compró al presidente Laporta y su junta parte de la euforia desatada por un teórico plantillón al que los hechos negaron a las primeras de cambio. Sin sus centrales titulares contra al Inter, el grupo no respondió frente a las bajas y Van Boekel, el “ladrón del Var”, les remató. Algunas voces internas incluso admitieron luego que la Liga, ganada al Madrid con una suficiencia aplastante , fue casi un milagro ante un rival con mayor fondo de armario.

Me parece que Xavi acuñó ayer un hilo lleno de sensatez que permite ilusionarnos a la vez que previene la probable frustración de quienes ya avanzan, pese a los precedentes, que el Barça es uno de los favoritos . Una cosa es ser un “vinagre” y otra contar la realidad. El equipo anda labrándose un camino que, de la mano de una evolución adecuada, le conceda ser aspirante. Pero, viniendo de dónde viene, no podemos considerarle candidato. Aún no. En eso, sin renunciar a nada, sí hay que ser prudentes. Desde luego, mucho más que con los minutos de Lamine Yamal.