Opinión

La apuesta valiente es Márquez

Xavi y Márquez se chocan la mano en un entrenamiento conjunto

Xavi y Márquez se chocan la mano en un entrenamiento conjunto / FCB

Nadie en el club se atreve a dar por finiquitado definitivamente a Xavi, pero todo el mundo es consciente del riesgo que supondría empezar una nueva temporada con el mismo entrenador. El mismo día que Xavi anunció que dejaría el banquillo cuando acabara la competición, empezó a perder su credibilidad.

Es complicado entender ahora el cambio de pensamiento del técnico tras todos los argumentos que esgrimió aquella noche tras la derrota contra el Villarreal. Por tanto, para evitar males mayores a inicios de la nueva temporada, Laporta y Deco optarán por prescindir de sus servicios tras el último partido de Liga. Además, la frase electoral: ‘Perder tendrá consecuencias’, se aplicará sin que el propio Xavi puede discutirla. Él mismo también ha explicado en diversas ocasiones que comparte y entiende que cuando en el Barça no se logran títulos, se cambie al entrenador.

Tomada la decisión habrá que decidir quién será el nuevo técnico. Existen dos opciones que gana posiciones por encima de las demás. La vía alemana encabezada por Hansi Flick o el camino más lógico que no es otro que el del entrenador del Barça Atlètic.

En el club están encantados con el trabajo que Rafa Márquez está realizando con el fútbol base. Jugar el play off con un equipo plagado de juveniles tiene un mérito increíble. Además, el hecho de que Márquez, como en su día Guardiola y luego, Luis Enrique, apostaran por la cantera del Barça para formarse suma mucho a su favor. Es verdad que es una apuesta de riesgo, pero la misma amenaza que tiene traer a un entrenador alemán que desconoce el club y su entorno.

La clave de todo pasa por ver si Laporta sigue siendo el presidente valiente que en su día apostó por un novato Frank Rijkaard o que dio la alternativa a Guardiola cuando algunos le susurraban al oído que no se comería los turrones o, por el contra, por ver si se ha convertido en un presidente conservador. En una semana la respuesta final.