El 'antiguardiolismo' y el pasillo surrealista

Guardiola en rueda de prensa

Guardiola en rueda de prensa / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Guardiola contra la épica del Bernabéu. El estilo del Manchester City contra la historia del Madrid. El juego colectivo contra los goles de Benzema. El duelo de esta noche es mucho más que un partido de semifinales de la Champions. Es un enfrentamiento entre dos maneras de entender el fútbol y, también, dos maneras de afrontar la competición más atractiva del mundo. Ganar la Copa de Europa forma parte del ADN madridista. No en vano, el club blanco ha conquistado 13 veces el máximo título continental. En algunas (varias) ocasiones sin jugar bien. Los citizen todavía no se han estrenado. A pesar de ser el equipo que mejor fútbol despliega. El mundo estará pendiente esta noche del desarrollo de una eliminatoria que en la ida ya dejó claro el duelo de modelos: el 4-3 del Etihad Stadium solo se entiende desde la capacidad heroica del Madrid de remontar marcadores adversos. La derrota por la mínima es el resultado distorsionado de un baño futbolístico del Manchester City, que solo tuvo como respuesta la constancia blanca y el estado de gracia de Benzema.

Sucedió ante el PSG. Sucedió ante el Chelsea. Y volvió a suceder ante el equipo de un Guardiola que sabe que hoy debe salir a ganar en territorio enemigo. Porque la animadversión que Pep genera entre el madridismo y sus medios afines no se entiende solo desde la rivalidad deportiva. Va más allá. Mucho más allá. Y tiene mucho que ver con las humillaciones que el Barça de Guardiola le infligió hace años al Madrid. Pero también es consecuencia de la personalidad y la ideología del entrenador catalán. Este duelo total traspasa la frontera del fútbol para convertirse en un enfrentamiento casi visceral. Solo así puede entenderse el surrealismo de preguntarle a Pep, en una rueda de prensa de semifinales de Champions y de forma insistente, si el City le hará hoy el pasillo al Madrid por haber ganado la Liga. Increíble, pero cierto... El ‘antiguardiolismo’ alcanza límites ridículos.

EL VILLARREAL ROZÓ LA PROEZA. El equipo de Emery mandaba 2-0 al descanso y había igualado la eliminatoria. Pero el Liverpool apretó el acelerador en la segunda parte y le dio la vuelta al marcador. Al final, los de Klopp acabaron ganando el encuentro (2-3) y se clasificaron para la final de la Champions. A pesar del KO, el papel del Villarreal en esta competición ha sido brillante. Una lección para un Barça que lleva meses viendo la Copa de Europa por televisión.