Ni Ansu ni el Barça deben tener prisa

Ansu Fati, durante un entrenamiento del FC Barcelona

Ansu Fati, durante un entrenamiento del FC Barcelona / EFE

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

Ansu Fati ha vuelto. Y eso, en sí mismo, es una gran noticia. Una extraordinaria noticia. Pero hay que hacer matizaciones. Ansu ha regresado a los entrenamientos después de haber superado las pruebas médicas que certifican que está completamente recuperado de su lesión. Aunque eso no significa, ni mucho menos, que esté listo para jugar. Ansu ha estado más de dos meses de baja tras su última recaída y ha seguido un tratamiento conservador a pesar de que desde el Barça le aconsejaban que se operase. El trauma que sufrió con su anterior lesión de rodilla (con cuatro intervenciones quirúrgicas) le hizo apostar por una opción no invasiva. Hay que ver cómo responde su bíceps femoral a los esfuerzos. Lo único que todo el mundo tiene claro (médicos, preparadores físicos, Xavi y hasta el propio futbolista) es que hay que actuar con la máxima prudencia.

Ansu solo ha podido disputar poco más de 1.000 minutos en dos años y se ha perdido, hasta ahora, 75 partidos. Mucho tiempo alejado de los terrenos de juego como para caer, nuevamente, en el error de la precipitación. Calma. Mucha calma. Sobre todo porque, a diferencia de lo que sucedió en diciembre, el Barça no necesita ahora a Ansu Fati. Cuando Xavi le hizo reaparecer antes de su nueva lesión, el equipo estaba en cuadro, hundido futbolísticamente y no tenía gol. Una situación de emergencia que ya no existe. Los fichajes de Aubameyang y Ferran Torres han resuelto el problema. Y el Barça ha salido de la UCI. Por eso no hay prisa. Ninguna prisa. 

Ansu Fati quiere jugar cuanto antes. Se ha marcado un plazo de tres semanas. Algunas informaciones aseguran que dos. Demasiado pronto. Se entiende la ansiedad del delantero por volver a sentirse futbolista después de dos años aciagos. Pero hay que ser, insisto, extremadamente prudente. Los antecedentes del canterano no aconsejan ir demasiado rápido. Ansu solo tiene 19 años y toda una carrera por delante. Ha demostrado que tiene un talento descomunal y el Barça está dispuesto a esperar todo lo que sea necesario para que vuelva a brillar. Su renovación hasta el 2027 y el hecho, muy significativo, de llevar el dorsal 10 denotan la confianza máxima del club blaugrana en sus posibilidades. Por lo tanto, tranquilidad. Xavi tendrá que hacer un trabajo psicológico especial con el jugador para evitar una precipitación que podría ser extremadamente perjudicial. Más importante que volver es volver bien.