Algo está cambiando y no se puede ignorar

Leo Messi sufrió férreos marcajes por parte del Atlético

Leo Messi sufrió férreos marcajes por parte del Atlético / EFE

Joan Mª Batlle

Joan Mª Batlle

La situación del Barça nos obliga a hacer un reflexión mucho más global de la que normalmente hacemos cuando las cosas no funcionan a nivel puntual. Es posible que más allá de la pésima gestión deportiva, de la cantidad de millones tirados en fichajes fallidos, de la horrible inversión tras la huída de Neymar, de los inútiles cambios de entrenador, haya una realidad superior que se ha ignorado. Y es que, señores, el fútbol está cambiando.

Los que cortan el bacalao en Europa son el Bayern Munich y el Liverpool, equipos con calidad y mucho potencial físico en sus plantillas. Tácticamente, el falso nueve ya no se lleva, ahora mandan Lewandowski, Haaland y Mbappé. Y en esas, el Barça ha regalado a Suárez y no ha fichado a otro ariete de referencia. Y mientras el fútbol cambia, aquí Koeman se empeña con un doble pivote que deja al equipo siempre en inferioridad en el centro del campo, con solo dos centrocampistas puros que están muy lejos del área contraria y, por lo tanto, no hay llegadas a gol desde la segunda línea. La inferioridad física es alarmante. El Atlético, con Koke, Saúl y Llorente, les dio el sábado un repaso. Y más repasos que vendrán en el futuro porque la plantilla está absolutamente descompensada. Se fueron Rakitic y Arturo Vidal, que aportaban trabajo y goles, y no ha venido nadie de su perfil. La cosa está muy complicada.

EVOLUCIÓN

No digo que haya que cambiar de ADN, que se me entienda bien. Digo que hay que evolucionar según evoluciona el fútbol moderno. La cuestión es que el Atlético va como un tiro en la Liga, que Bayern y Liverpool están a otro nivel y que Mourinho es líder en Inglaterra y acaba de ganarle sin problemas al City de Guardiola. Nos guste o no, después de la década, o más, de dominio del fútbol de toque, posición y técnica que el Barça ha abanderado, llega otro fútbol más físico e intenso que se ha desarrollado durante este tiempo, precisamente como antídoto al tiqui-taca. Ahora, a la calidad hay que ponerle intensidad, potencia y carácter. El Barça ha de ir por ahí, quedarse anclado en el "que buenos somos y que bonito lo hacemos" es negarse a evolucionar. Piénsenlo, no hay tiempo que perder. Algo está cambiando y no lo podemos ignorar. 

LA CLAVE

El fútbol moderno es calidad más físico, intensidad y carácter.