El adiós de una leyenda inigualable

Pau Gasol, durante su acto de despedida

Pau Gasol, durante su acto de despedida / AFP

Nacho Solozabal

Nacho Solozabal

La eclosión y progresión de Pau Gasol fueron fulgurantes. Un visto y no visto desde que Seykaly decidió que no quería seguir jugando en el Barça. Nunca Pau se lo agradecerá suficientemente ya que le permitió tener muchos minutos, hasta dominar la ACB con una superioridad insultante. Su salto a la NBA era inevitable. Varias temporadas en los Memphis, puede que excesivas, bajo la tutela y acompañamiento de su familia fueron forjando la madurez del jugador. No tardó en hacerse respetar entre las grandes estrellas. Un espectacular mate en la cara de Garnett le abrió las puertas entre los elegidos. Un jugador completo, versátil y equilibrado mentalmente. Capaz de anotar muchos puntos, pero igualmente generoso a la hora de repartir asistencias. Una rara avis que fue forjando un bagaje que acabó llevándolo a firmar por los míticos Lakers de Kobe Bryant. El summum para cualquier jugador y, si es europeo, todavía más. No creo que Pau pudiera imaginarse, cuando aterrizó en USA, que acabaría siendo un All Star, o que ganaría dos anillos. Logró el estatus de referente en la NBA y una pieza codiciada por todas las franquicias. Sin duda, el jugador europeo más determinante, hasta el momento, de todos los que han recalado en la mejor Liga del mundo. Sus últimas temporadas en la NBA no han sido buenas, pero no le quita ningún mérito a todo lo que ha conseguido. 

LA SELECCIÓN Y LA GUINDA DEL BARÇA

Parte de la exitosa carrera de Pau Gasol se circunscribe en su recorrido en la selección. Ha formado parte de una extraordinaria generación de jugadores que ha hecho historia ganando un sinfín de títulos y ganándose el reconocimiento de todo el mundo del basket. Y dentro de este grupo, su figura, sin duda, se erigió como indiscutible referente, tanto para sus compañeros como para los seguidores. Para que la selección optara a cualquier título era imprescindible que Pau jugara bien. Cuando él no estuvo en el equipo por alguna lesión, el resto de los jugadores se sentían huérfanos de su hermano mayor. Una sana dependencia reconocida y aceptada por todos. Pau ha sido un ídolo para muchas niñas y niños, y estoy seguro de que su imagen ha hecho que el basket haya tenido cada vez más adeptos. Un aspecto que muchos patrocinadores han entendido y, por ello, han contado con Gasol como su embajador. Lástima que en los últimos Juegos Olímpicos los resultados no acompañaran. Además, Gasol se avino a cerrar el círculo fichando por el Barça para ponerse en forma cara a los Juegos y ayudar a los blaugranas en la Euroliga y la ACB. Una carrera plena de éxitos que ha tenido un final a la altura de lo que merece.