Opinión

2024 se parece cada vez más a 2004

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta

El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta / FCB

La historia, a veces, se repite. Hace ahora justo veinte años, en la primera temporada de la primera era de Joan Laporta en el Barça, el equipo de Frank Rijkaard empezaba a recuperarse de un pésimo inicio de temporada, en el que quedó claro que las piezas todavía no encajaban y al entrenador le faltaba tiempo de maduración. El Barça, que había terminado la primera vuelta a 15 puntos del líder, el Real Madrid, y era séptimo en La Liga, fichó a Edgar Davids en el mercado de invierno, Rijkaard retocó el dibujo, y poco a poco empezó a encadenar buenos resultados: desde enero, sumó 18 partidos sin perder, de los cuales 14 victorias, incluido un espectacular 1-2 al Bernabéu con el famoso gol de Xavi a pase antológico de Ronaldinho.
Entremedio, el Barça caería ante el Celtic en octavos de la UEFA, dejando claro que el proyecto todavía no estaba suficientemente rodado para ser competitivo en Europa, pero a pesar de todo la afición terminó el año esperanzada y con la sensación de que el entrenador había por fin dado con la tecla del juego. El resto de la historia ya es conocido: en la siguiente temporada el Barça ganaría la Liga y la Champions. Veinte temporadas después, el equipo de Xavi, ahora en el banquillo y entonces en el campo, sale poco a poco de la crisis profunda en la que entró tras la dolorosa derrota ante el Villarreal y la dimisión en diferido del entrenador.
Tras la victoria ante Las Palmas, el equipo encadena 11 partidos oficiales sin perder, ha consolidado su clasificación directa para la Champions y sigue vivo en las dos principales competiciones. Pero lo más importante no tiene que ver con la estadística sino con el juego: Xavi ha apostado con valentía por los jóvenes, ha sabido cerrar la defensa y aquel equipo que estaba hundido es ahora fiable y resistente. Sería una imprudencia pensar que el equipo está en condiciones de ganar esta temporada la Liga y la Champions, pero en cambio ha nacido una nueva ilusión, que tiene que ver con lo que la generación de Lamine y Cubarsí puedan lograr a medio plazo.
La situación ha dado tal vuelco que si hoy se hiciera una encuesta sobre quien tiene que ser el entrenador de cara al próximo curso, ganaría la candidatura de Xavi con total probabilidad. Como justo ahora hace veinte años, el objetivo no es ganar ningún título sino sentar las bases para ganarlos en los años siguientes. El presidente Laporta, que conoce esta historia mejor que nadie, haría bien en no volver a caer en la tentación de prometer títulos imposibles y de generar frustraciones innecesarias. Este año no hace falta ganar ni la Liga ni la Champions. Basta con que el equipo siga creciendo, y el 2024 se parezca cada vez más al 2004. Así estaremos más cerca de que el 2025 pueda ser como el 2005.