NATACIÓN

Se acabó Phelps... ¿para siempre?

El nadador de Baltimore es el deportista con más medallas olímpicas con un total de 22

Michael Phelps

Michael Phelps

Àngels Fàbregues

Es difícil saber si Michael Phelps se ha acabado para siempre. Si no le volveremos a ver compitiendo. Dependerá de muchos factores. El primero y principal, de su cabeza. El nadador de Baltimore está psicológicamente tocado. Él mismo decía hace unos meses que necesitaba reencontrarse consigo mismo. Está perdido. Desde que era un adolescente ha vivido bajo los focos gracias a este talento sobrenatural que tiene para la natación. A base de infinitas horas de entrenamiento se convirtió en el mejor nadador de la historia y el deportista con más medallas olímpicas, con 22. 

Tras los Juegos Olímpicos de Londres decidió retirarse. Pero la retirada para un deportista que ha dedicado la vida entera a su deporte, y más si es un deporte tan solitario como la natación, no es fácil. Phelps se pasó una temporada divirtiéndose, de fiesta en fiesta, haciendo todo aquello de lo que se privó durante su carrera deportiva, pero con el paso de los días el ‘Tiburón’ de Baltimore se dio cuenta de que su vida sin el nado carecía de sentido. No le gustaba lo que veía al otro lado del espejo. Decidió volver a la competición en abril de 2014, tras casi dos años de retiro, para regresar a aquel mundo que le había hecho feliz durante tantos años. Necesitaba sentir la adrenalina de la competición, volver al sacrificio que supone ser nadador, a superarse a sí mismo, a ganar carreras. Le costó algo conseguir marcas competitivas, pero pronto se puso en forma: “Ciertamente ha hecho algo de entrenamiento, está en una decente condición física y pensó que sería divertido intentar nadar en alguna competición. Ya averiguaremos en las próximas semanas como va”, señaló Bowman, su entrenador, en aquella ocasión. Habló de “realmente un regreso”, y abrió las puertas a unos nuevos Juegos Olímpicos: “Río es una posibilidad desde que decidió entrenar consistentemente”, advirtió.

Pero en octubre del año pasado la policía detuvo a Phelps con una tasa de alcoholemia que triplicaba lo permitido y conduciendo su Land Rover a gran velocidad. El nadador de Baltimore reconoció entonces que necesitaba ayuda psicológica y que volvía a retirarse temporalmente. La Federación americana le sancionó con seis meses de suspensión pero le dejó las puertas abiertas para intentar competir en el Mundial de Kazán.

Phelps ha seguido entrenando y el 6 de abril cumple la sanción, pero no está en la lista del equipo USA para la cita mundialista. No se sabe si es el primer paso para una retirada definitiva. Hay muchos intereses en que el mejor nadador de la historia siga dando brazadas. Televisiones, organismos deportivos, sponsors... todos quieren exprimir un poco más a Phelps y verle en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La decisión está en sus manos... y en su cabeza.