Viñales, de último a primero

Sigue el incomprensible comportamiento de ‘MVK’, que del fracaso de Alemania pasa a tener la ‘pole’ en Holanda

El piloto de Yamaha ha dominado la combinada de libres y el FP4, además de la Q2 en Assen

Foto del Top3 tras QP de Assen 2021

Maverick Viñales, en el centro, entre ‘Pecco’ Bagnaia, a la izquierda, y Fabio Quartararo. / Alejandro Ceresuela

E. Pérez de Rozas

E. Pérez de Rozas

Hay gente que bromea y, la verdad, no es cosa de broma. Hay gente que se lo toma como si fuese un entretenimiento, una diversión o, como poco, un divertimento. ¿Por qué?, porque nada ( o casi nada) tiene sentido en la vida de Maverick Viñales, un piloto impresionante, de 26 años, campeón del mundo de Moto3 y que, nada más ascender a la categoría de MotoGP, lo ha tenido todo, todo, todo, para ser el mejor, el ‘antiMárquez’, el campeón y jamás, jamás, ha estado cerca de ello.

Es incomprensible lo que le ocurre a este muchacho. Es tan complicado que ni siquiera él sabe explicarlo. Es más, cuando lo cuenta, nadie se lo cree. La opinión más generalizada en el ‘paddock’, excelentemente explicada recientemente por un reportaje publicado por Nadia Tronchoni en el diario ‘El País’, es que todo es mental, todo es culpa suya, de su entorno, de sus cambios constantes sin criterios, tanto a nivel técnico como familiar o de amistades e, incluso, de asesores, managers y entorno.

Jamás Viñales ha sido capaz de explicar lo que le ocurre. No es posible (y nadie se lo cree) lo que contó ayer cuando dijo que de ser el último (a más de 24 segundos del ganador, Marc Márquez) en Sachsenring, al primero, al ‘poleman’, al favorito, al más rápido en el enrevesado trazado de Assen (Holanda), la ‘catedral’ del motociclismo, “lo único que ha cambiado es que aquí, en Assen, tengo agarre y puedo hacer lo que quiero con la moto y, en Alemania, no había manera de hacerla funcionar y todo era un desastre. Y eso, lo de Alemania, ya me había pasado cuatro veces antes, de ahí mi cabreo, mi enfado y mis declaraciones”.

Nadie, absolutamente nadie, cree que no es cuestión de mentalidad, de predisposición, de actitud, de entrenamiento mental, de ‘tarannà’, carácter, como dicen los catalanes. No puede ser que MVK lo tenga todo, todo, para ser ganador fijo siempre, casi campeón, y sus finales de Mundial sean 6º, 3º, 4º, 3, 4º y, ahora, sea 6º del campeonato, a 56 puntos (más de dos victorias) del líder, su compañero Fabio Quartararo, que pilota su misma Yamaha M1. Cuando ayer le preguntaron si no sería más sensato reflexionar sobre su actitud y no ser tan agresivo a la hora de criticar a una marca y una moto que está liderando el Mundial, Viñales, que saldrá desde la ‘pole’, respondió: “¿Que quieres que me quede dormido en el boxe y no diga nada? No puedo sumar cinco o seis carreras con malos resultados y no decir nada. Ni siquiera Dios sería veloz si no tuviese agarre y eso es lo que me ocurre. Cuando tengo agarre puedo hacer lo que quiero con la moto y estoy delante”.

La verdad es que al ‘Diablo’, compañero de boxe de Viñales, es decir, el muchacho que sustituyó a Valentino Rossi en la escudería Yamaha y cuya presencia, decían en el entorno de ‘MVK’ maniataba al piloto catalán, le preguntaron ayer varias veces si sabía qué le ocurría a Viñales y si encontraba motivos para tanta irregularidad. Quartararo, que ya empieza a ser veterano, dijo que él solo se fijaba en los datos de Viñales “para saber qué hace mejor que yo, dónde es más fuerte, para aprender y mejorar, pero no tengo ni idea de sus problemas aunque, sí, a veces, nos falta agarre, pero a veces”. Lo dice alguien, Fabio Quartararo, que ha logrado cinco podios en ocho grandes premios y, de esos cinco ‘cajones’, tres son victorias con la moto de ‘MVK’: Doha, Portugal e Italia.