Àlex Rins rompe moldes en MotoGP

Rins celebrando su victoria

Rins celebrando su victoria. / motogp

Laura López Albiac

Laura López Albiac

Àlex Rins (Barcelona, 8/12/1995) creció soñando con emular a Valentino Rossi. El italiano era el espejo en el que se miraba el aprendiz de piloto, que este domingo, a sus 23 años, conquistó su primera victoria en la clase reina de MotoGP a lomos de la Suzuki oficial en el exigente circuito de las Américas de Austin. Su ‘víctima’ en las últimas vueltas de la carrera fue precisamente Rossi, increíble luchador a los 40.

Rins dio caza a Rossi después de estudiarle, con calma, aislados del resto del pelotón, a seis vueltas del final. "Por si la sensación de una primera victoria en MotoGP no fuese ya impresionante, ganar a Valentino ha sido muy, muy especial", confesaba el piloto catalán después de recibir el abrazo del mismísimo ‘dottore’ en el parque cerrado, tras la carrera.

"He explotado por dentro. No me lo podía creer. Ha sido una carrera increíble, de verdad. Cuando estaba detrás de Valentino no podía tirar la toalla y por eso he empujado mucho. He tenido mucha suerte de no cometer ningún fallo", explicó Àlex, emocionado.

Para muchos el suyo ha sido un triunfo sorprendente. No para él. Àlex Rins siempre ha sido un piloto ambicioso y sin complejos. Ya había subido a lo más alto del podio de Austin en las categorías inferiores: "Es curioso, he ganado aquí en 2013, 2016 y ahora en 2019", recordó.

"Debo reconocer que desde que el año pasado y especialmente, al final, en Valencia, ya empecé a darle vueltas a la posibilidad de ganar, de que apareciese esa oportunidad soñada. En pretemporada me sentí fuerte, con una buena moto. Y desde la primera carrera, en Catar, estaba convencido de que llegaría la ocasión. Y, mira, he ganado aquí, donde ya había ganado en las dos categorías pequeñas", apuntó el barcelonés.

Talento y trabajo

Rins llegó a MotoGP en 2017 sin ningún título a pesar de haber desplegado todo su talento en las categorías pequeñas. Fue subcampeón de Moto3 tras ceder en el último pulso ante Maverick Viñales en 2013. Repitió subcampeonato mundial en Moto2 en 2015 y acabó tercero en 2016. Después de una temporada de aprendizaje con la Suzuki oficial de MotoGP que heredó de Viñales,  Àlex comenzó a brillar en 2018, cosechando cinco podios en 18 carreras, en parte gracias a las concesiones técnicas que el reglamento permitía a la marca de Hamamatsu.

Este año ya no hay ventajas para Suzuki, y la moto no está aún a la altura del motor de las Ducati, Honda o Yamaha. Pero hay dos factores que han hecho posible el ‘milagro’ con la GSX-RR: Un chasis excepcional y las manos de Rins, que con su pilotaje exquisito y su espíritu de trabajo han logrado el impulso definitivo.

En las tres primeras carreras de la temporada el ‘42’ ha demostrado que está ahí, que junto a Suzuki forma un binomio con el que hay que contar incluso para el título. Rins no descarta nada a estas alturas. "Por supuesto. No me siento inferior a ningún otro piloto, a ningún otro campeón o favorito", asegura al enviado especial de El Periódico. "Vamos a continuar dándolo todo como hasta ahora. Hemos conseguido la victoria en Texas, quien dice que no podamos volver a ganar en Jerez. Llegamos a Europa, a Jerez, muy, motivados, con las mismas ganas de siempre", advierte un Rins que ha madurado y se ha ganado a pulso un puesto entre los reyes de la parrilla.