Biodiversidad
La contaminación lumínica deja a los animales sin camuflaje
Los nuevos sistemas de iluminación dejan al descubierto a muchas especies frente a sus depredadores
Verónica Pavés
Las tácticas de camuflaje de muchos animales, como es el caso de los caracoles, están en peligro por la contaminación lumínica. Mientras la humanidad ha encontrado una fórmula para consumir menos energía en las ciudades gracias a las bombillas LED u otra iluminación de alta eficiencia, los caracoles se han topado con su peor enemigo: el exceso de luz. Estos animales no se han podido adaptar al rápido cambio que han sufrido las urbes y hoy las bombillas que les iluminan por las noches (que gastan menos, pero iluminan más) les impiden huir de los depredadores.
Así lo ha constatado una nueva investigación, publicada en el Journal of Applied Ecology, que demuestra que la revolución de la iluminación ha mejorado considerablemente la capacidad de los depredadores para poder escoger minuciosamente la presa, pues sin su característico camuflaje, la tarea se vuelve mucho más sencilla.
"Este estudio muestra claramente que luminarias más eficaces aumentan la visibilidad de las presas al reducir la eficacia de su camuflaje”, destaca Oak McMahon, investigador de la Universidad de Plymouth e investigador principal de este artículo.
El trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Plymouth y el Laboratorio Marino de Plymouth (PML), ambas en Inglaterra, trataba de estudiar el potencial de la luz artificial nocturna (ALAN, por sus siglas en inglés) en los mecanismos de camuflaje de las especies costeras.
Los resultados mostraron que “las especies de caracoles Littorinid, que se encuentran en nuestras costas, permanecen camuflados cuando se iluminan con bombillas antiguas”. Sin embargo, cuando se iluminan con bombillas LED, por ejemplo, “son claramente visibles para los depredadores y, como resultado, corren un riesgo mucho mayor a largo plazo”, destacó McMahon.
Este impacto no es igual en todos los caracoles, depende de su color, lo que, por otra parte significa que ciertas variaciones cromáticos corren mucho más riesgo que otras. En las costas de Plymouth el caracol de Littorinid puede tener tres colores diferentes: amarillo, marrón o verde oliva.
Según el tipo de luz, pueden camuflarse o no
Los investigadores compararon cómo conseguía camuflarse la especie bajo diferentes formas de iluminación. Para realizarlo se incluyeron luces de sodio de baja presión (LPS), muy utilizado durante el siglo XX, tres tipos de iluminación moderna: sodio de alta presión (HPS); diodos emisores de luz (LED); y Halogenuros Metálicos (MH), así como la luz natural proporcionada por el sol y la luna.
Bajo la iluminación artificial LPS, todos los caracoles se camuflaron de manera efectiva. Sin embargo, cuando se iluminaron con LED, MH, el sol o la luna, los caracoles amarillos fueron significativamente más visibles en comparación con los marrones y los olivas en la mayoría de los casos.
La iluminación de las ciudades ha logrado muchas mejoras en la calidad de vida de la humanidad. Como insiste Thomas Davies, autor principal del artículo y profesor de Conservación Marina en la Universidad de Plymouth, “a medida que se desarrollan las tecnologías, ha habido un cambio en la iluminación que nos permite vivir y viajar de manera segura".
La plaga de la contaminación lumínica
Sin embargo, una cuarta parte del planeta entre el Círculo Polar Ártico y la Antártida está siendo bombardeada por la contaminación lumínica. “Algunas predicciones dicen que las bombillas LED representarán el 85% del mercado mundial de alumbrado público en unos cinco años y tales avances tendrán repercusiones tanto para los humanos como para los animales ahora y en el futuro", resalta Davies.
“El avance de las ciudades tiene consecuencias en el mundo natural”, resalta, por su parte el biogeoquímico Tim Smyth, también firmante del artículo, que insiste en que la naturaleza se ve obligada a “adaptarse a un ritmo cada vez mayor a los cambios artificiales”, algo que en muchas ocasiones es imposible. Por esta razón, resalta que el ser humano “necesita aprender a adaptar nuestras tecnologías a la naturaleza”, en lugar de al contrario.
En el estudio, los investigadores destacan la necesidad de tomar medidas que mitiguen este impacto natural, y describen varios métodos disponibles para reducir el impacto ecológico de las luminarias eficientes.
Entre las propuestas se encuentra reducir la cantidad de luz utilizada, proteger las luces para reducir sus efectos en el entorno circundante, emplear iluminación nocturna parcial durante los momentos de mayor demanda y variar los espectros de luz -para hacerlos más cálidos- y así minimizar los impactos ecológicos.
Estudio de referencia: https://besjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1365-2664.14146
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