Calentamiento global

Confirmado: el verano de 2023 fue el más caluroso de los últimos 2.000 años

Los científicos acuden a los anillos de los árboles para suplir la falta de registros instrumentales y descubren la magnitud del calentamiento en curso

El verano de 2023 fue el más caluroso en 2.000 años

El verano de 2023 fue el más caluroso en 2.000 años / Agencias

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

Que el verano del año pasado había batido récords en varias décadas atrás es algo que ya se sabía, pero ahora los investigadores han descubierto que 2023 fue el verano más caluroso en el hemisferio norte en los últimos 2.000 años. Este dato confirma la excepcional situación a la que se enfrenta el planeta.

Aunque 2023 se ha considerado el año más caluroso registrado, las pruebas instrumentales sólo se remontan a 1850, en el mejor de los casos, y, además, la mayoría de los registros se limitan a determinadas regiones.

Por ello, los científicos decidieron acudir a un sistema mucho más sencillo y al mismo tiempo infalible: los anillos de los árboles, que guardan de forma fiel un registro climático desde épocas más remotas. De este modo, científicos de la Universidad de Cambridge y de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia han demostrado lo excepcional que fue el verano de 2023.

Incluso teniendo en cuenta las variaciones climáticas naturales que pueden producirse a lo largo de cientos de años, 2023 fue el verano más caluroso desde el apogeo del Imperio Romano, superando en medio grado centígrado los extremos de la variabilidad climática natural.

El coautor del estudio, el profesor Ulf Büntgen, del Departamento de Geografía de Cambridge, explica que "cuando se analiza la historia a lo largo de los años, se aprecia hasta qué punto es dramático el calentamiento global reciente". "2023 fue un año excepcionalmente cálido, y esta tendencia continuará, a menos que reduzcamos drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero", añadió.

El autor del estudio, trabajando con un árbol

El autor del estudio, trabajando con un árbol / Ulf Büntgen

Los resultados, publicados en la revista Nature, también demuestran que en el hemisferio norte ya se ha incumplido el Acuerdo de París de 2015 para limitar el calentamiento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, puesto que se ha rebasado ya ese tope.

La temperatura de referencia

Los primeros registros instrumentales de temperatura, de 1850 a 1900, son escasos e incoherentes. Por eso, los investigadores compararon los primeros datos instrumentales con un conjunto de datos de anillos de árboles a gran escala y descubrieron que la temperatura de referencia del siglo XIX utilizada para contextualizar el calentamiento global es varias décimas de grado centígrado más fría de lo que se pensaba.

Al recalibrar esta línea de base, los investigadores calcularon que las condiciones del verano de 2023 en el hemisferio norte eran 2,07ºC más cálidas que las temperaturas medias del verano entre 1850 y 1900.

"Muchas de las conversaciones que mantenemos sobre el calentamiento global están vinculadas a una temperatura de referencia de mediados del siglo XIX, pero ¿por qué es ésta la referencia? ¿Qué es lo normal, en el contexto de un clima en constante cambio, cuando sólo disponemos de 150 años de mediciones meteorológicas?", explica Büntgen.

Los anillos de los árboles dan información climática

Los anillos de los árboles dan información climática / Pinterest

"Sólo cuando nos fijamos en las reconstrucciones climáticas [a largo plazo] podemos tener más en cuenta la variabilidad natural y contextualizar el reciente cambio climático antropogénico".

Los anillos de los árboles pueden proporcionar ese contexto, ya que contienen información anual y absolutamente fechada sobre las temperaturas estivales del pasado. La cronología de los anillos de los árboles permite a los investigadores remontarse en el tiempo sin la incertidumbre asociada a algunas de las primeras mediciones instrumentales.

Los datos disponibles sobre los anillos de los árboles revelan que la mayoría de los periodos más fríos de los últimos 2.000 años, como la Pequeña Edad de Hielo Antigua del siglo VI y la Pequeña Edad de Hielo de principios del siglo XIX, se produjeron tras grandes erupciones volcánicas ricas en azufre.

Estas erupciones arrojan enormes cantidades de aerosoles a la estratosfera, desencadenando un rápido enfriamiento de la superficie. El verano más frío de los últimos 2.000 años, el del año 536 de nuestra era, se produjo tras una de estas erupciones y fue 3,93 °C más frío que el verano de 2023.

La mayoría de los periodos más cálidos registrados en los anillos de los árboles pueden atribuirse al patrón climático de El Niño, que afecta al clima en todo el mundo debido al debilitamiento de los vientos alisios en el océano Pacífico y suele provocar veranos más cálidos en el hemisferio norte. Aunque los fenómenos de El Niño fueron observados por primera vez por los pescadores en el siglo XVII, pueden observarse en los datos de los anillos de los árboles mucho más atrás en el tiempo.

Las olas de calor son cada vez más frecuentes

Las olas de calor son cada vez más frecuentes / Agencias

El verano de 2024 volverá a batir récords

Sin embargo, en los últimos 60 años, el calentamiento global causado por las emisiones de gases de efecto invernadero está provocando que los fenómenos de El Niño sean más intensos, lo que se traduce en veranos más calurosos. Se espera que el actual fenómeno de El Niño continúe hasta principios del verano de 2024, por lo que es probable que este verano se vuelvan a batir récords de temperatura.

"Es cierto que el clima siempre está cambiando, pero el calentamiento de 2023, causado por los gases de efecto invernadero, se ve amplificado por las condiciones de El Niño, por lo que acabaremos teniendo olas de calor más largas y severas y largos periodos de sequía", afirma el profesor Jan Esper, autor principal del estudio de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania). "Cuando se mira el panorama general, se demuestra lo urgente que es que reduzcamos inmediatamente las emisiones de gases de efecto invernadero".

Los investigadores señalan que, aunque sus resultados son sólidos para el Hemisferio Norte, es difícil obtener medias globales para el mismo periodo, ya que los datos son escasos para el Hemisferio Sur. El hemisferio sur también responde de forma diferente al cambio climático, ya que está mucho más cubierto de océanos que el hemisferio norte.

Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41586-024-07512-y

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