El ex blaugrana Marc Cardona, el héroe inesperado de la UD Las Palmas

El delantero amarillo, que sumaba tres partidos sin participar, no marcaba desde el 20 de enero, también para remontar un partido en el tramo final

Relegado a un papel secundario este curso, confía en que el tanto le sirva para ganar minutos

Las Palmas - Celta | El gol de Marc Cardona

Pablo Fuentes

Sumaba tres partidos sin jugar. En el anterior, el de Gerona, había actuado durante algo más de una cuarto de hora, pero venía de otro choque en blanco, el de la Real Sociedad. Antes, en Valencia, había participado únicamente durante ocho minutos, y su única titularidad se remontaba a la primera jornada. De alguna manera, estaba en el olvido. Hasta que en el encuentro frente al Celta de Vigo volvió a tener una oportunidad que no desaprovechó. Y se convirtió en el héroe inesperado de una nueva noche mágica en el Gran Canaria con la provocación de un penalti y el gol que culminó la remontada en el último suspiro del descuento. Es Marc Cardona.

El de Lleida, ex jugador del Barça, entró al campo por Pejiño en el 77' a comerse el mundo. Tendría por delante, entre el tiempo oficial y el añadido, 20 minutos en los que buscar una gesta que parecía imposible porque el cuadro vigués, con menos dominio pero con más ocasiones de gol claras hasta entonces, se había adelantado en el marcador hacía poco, y la UD Las Palmas apenas era capaz de crear peligro. Pero iba a surgir una asociación imprevista entre el delantero y Jonathan Viera, que había entrado un rato antes, para obrar el milagro. Ambos fueron los protagonistas de los dos goles amarillos: en el primero, Marc originó una pena máxima que el capitán no desperdició; en el segundo, el centrocampista asistió al delantero.

El catalán necesitaba un partido así. «Es incomparable la explosión de ganar en el último minuto, pero también nos podríamos ahorrar un poco de este sufrimiento», comentó minutos después de terminado el partido. Algo muy parecido le sucedió la última vez que había visto portería, ocho meses atrás, demasiado para un delantero (entre junio y mediados de agosto no hubo competición). Fue la temporada pasada en el partido contra el CD Mirandés en el recinto de Siete Palmas, el pasado 20 de enero, también para poner el 2-1 y dar la vuelta a un resultado adverso. El conjunto burgalés se había puesto por delante gracias a un golazo desde el centro campo de Roberto López, que sorprendió a Valles en el regreso del portero a la titularidad después de su lesión, Óscar Clemente había empato y Marc Cardona, con un remate poco ortodoxo en el minuto 87, dio los tres puntos a la UD.

Siete goles

Aquel fue su séptimo tanto de la campaña, buena cifra teniendo en cuenta que quedaban por delante cuatro meses de competición, pero el ilerdense se quedó ahí. Sus prestaciones bajaron y cuando Sandro encadenó por fin varias jornadas sin lesionarse, perdió el sitio que prácticamente había tenido durante todo el curso. En el arranque había logrado cuatro goles en otras tantas jornadas. Luego, un gol suyo de cabeza sobre la bocina sirvió para el empate del equipo en el Ciudad de Valencia. A Marc, quedó ya demostrado, le van los instantes finales, vivir en el límite.

Cuando firmó en el verano de 2022 lo hizo por dos temporadas, pero el pasado mes de junio amplió su contrato hasta 2026. Pese a no ser ese delantero goleador que buscaba la UD, el club entiende que aporta otras cosas que encajan a la perfección en el estilo del equipo, como la presión continua (un robo suyo junto a Lemos en la banda originó el segundo gol amarillo ante el Celta), las caídas constantes a la banda o el trabajo defensivo. Y cambió su rol en la plantilla para el presente curso: cuenta como extremo y no como delantero centro, si bien frente al cuadro vigués actuó en su posición original y respondió.

Liberación

Por lo acontecido en las ocho primeras jornadas del presente campeonato, Marc Cardona no es un titular fijo, pero quizá su gran actuación el pasado lunes le sirva para ganar minutos, más todavía cuando Sandro está lesionado y Munir y Sory Kaba están negados ante el gol. La explosión que tuvo al fusilar a Iván Villar no fue sólo de alegría por un triunfo; la camiseta al viento, la carrera como un poseso y la apertura de brazos para la adoración de la grada Naciente fue también una liberación.