Roglic sentencia la Vuelta entre el caos

El francés Champoussin gana entre el desorden general, con un Ineos que noquea a Bernal y un Superman que abandona siendo sexto y golpea la imagen del Movistar

Roglic, durante la penúltima etapa

Roglic, durante la penúltima etapa

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

Entre el caos general emergió ayer el ciclista que nunca pierde y el que mañana ganará su tercera Vuelta de forma consecutiva, Primoz Roglic. Poco podrán justificar la actuación táctica los equipos que hoy han roto la carrera en una etapa tan explosiva como intensa, tan apasionada como peleada, si se exceptúa el Bahrein, la escuadra que siempre sobresale cuando su líder se cae y abandona, muchas veces Mikel Landa. El resto le hizo la etapa diseñada por Óscar Pereiro a la imagen y semejanza de Roglic. No tuvo gregarios del Jumbo. Dio igual. Vestían otros maillots.

Roglic fue en carroza tras el lío que se organizó cuando a 60 kilómetros de la última de las cinco cimas gallegas, tan desconocidas como preciosas, atacó Adam Yates para destrozarlo todo, empezando por su equipo, el Ineos. No hizo otra cosa el corredor británico que cortar a Egan Bernal, que se despidió de intentar subir al podio y que cedió el jersey blanco como mejor joven menor de 25 años, una prenda que le había hecho perder horas de descanso, desde el primer día, entre subidas al podio y atenciones a la prensa. Se la robó un joven suizo que apunta alto, que se llama Gino Mäder y que corre con el Bahrein, el conjunto que colocó al australiano Jack Haig en el podio de una Vuelta que finaliza hoy en Santiago con una contrarreloj donde solo hay un favorito para ganarla, el campeón olímpico, el jersey rojo, el corredor imbatible sino se cae, como ocurrió en el Tour, o está en carrera su compatriota Tadej Pogacar.

Incomprensible lo que tácticamente hizo el Ineos, que se irá de la Vuelta sin victorias de etapa, como en el Tour, aunque allí situaron a Richard Carapaz en la tercera posición del cajón de los Campos Elíseos; siempre algo mejor que un ciclismo español que por primera vez en la historia terminará las tres grandes (Giro, Tour y Vuelta por orden de disputa) sin una victoria de etapa.

En un día en el que todos dejaron la casa sin barrer, con Roglic mirando lo que hacían sus rivales -"no se puede tener todo. Yo solo controlaba a los que pretendía vigilar"- un francés llamado Clément Champoussin surgió como si saliera de una cueva para atacar a dos kilómetros de la última cima y llevarse una victoria por sorpresa. El resto, los corredores situados en la general por detrás del esloveno, seguramente sabían que por mucho que se atacasen la etapa acabaría con la cuarta victoria de Roglic y dejaron sin barrer la carretera que los conducía a la última cumbre de la Vuelta 2021 para gozo del joven francés del AG2R.

A 60 kilómetros de la llegada se quedaron solos Roglic, Enric Mas, Haig, Yates y Mäder. A 6 0 kilómetros se quedó cortado Superman y enloqueció. No fue culpa de nadie en particular. Bernal sí podía quejarse por la maniobra de su compañero inglés. ¿Pero Superman? Miguel Ángel López comenzó a ver asfalto de por medio. No hizo otra cosa que hablar una y otra vez con su director, Patxi Vila, a través de la emisora del Movistar, y cuando supo que tenía el podio perdido no se le ocurrió otra cosa que adoptar la peor decisión en un deporte que solo acostumbra a atender a las heroicidades. Superman abandonó la Vuelta para deshonra suya y de su equipo.

El ciclismo es el deporte en el que cuando nadie llevaba casco los ciclistas llegaban a meta con la cabeza abierta. El ciclismo es y era el deporte en el que no se pide el cambio cuando uno se lesiona. Se cruzan metas con huesos rotos y los médicos cosen heridas a corredores que se agarran a su coche entre chillidos de dolor.  Y el Movistar es el equipo que siempre está llamado a meterse en líos inesperados, sobre todo en la Vuelta y a veces, también, en el Tour. Superman acabó la etapa en el coche del Movistar cuando era el sexto de la general. Nadie pudo convencerlo, ni su compañero Imanol Erviti que llegó por detrás. Hasta no habría pasado nada si el equipo lo hubiese enviado al coche escoba en vez de ocupar una cómoda plaza en el asiento  del vehículo auxiliar.

Fue tan lamentable como cuando Superman, en 2019, entonces en el Astana, llamó al Movistar el equipo de "los mismos tontos de siempre", después de que forzasen un ataque tras una caída camino de Toledo. Fue un abandono que merece una respuesta contundente de su equipo, que al menos pudo asegurar con Mas, salvo sorpresa mayúscula en la contrarreloj de hoy, el segundo puesto de la general. Y lo mejor del caso es que todo este show a Roglic le dio igual.  Él iba en carroza hacia la victoria en su tercera Vuelta.