Oksana Chusovitina, la eterna leyenda, se despide de los Juegos tras 29 años compitiendo

La gimnasta finalizó en Tokio su carrera deportiva después de haber participado en ocho ediciones de los JJOO con tres países distintos

Pensó en retirarse en el año 2000, pero la enfermedad de su hijo no le permitió abandonar su etapa como saltadora olímpica

Oksana Chusovitina pone fin a su etapa como olímpica después de competir en 8 ediciones de los JJOO

Oksana Chusovitina pone fin a su etapa como olímpica después de competir en 8 ediciones de los JJOO / Oksana Chusovitina pone fin a su etapa como olímpica después de competir en 8 ediciones de los JJOO

Inés Sánchez

Oksana Chusovitina cierra su trayectoria como olímpica para convertirse en la eterna leyenda. Con 46 años decide poner fin a su etapa deportiva después de competir en ocho ediciones de los Juegos Olímpicos. La gimnasta de Uzbekistán ha vivido en primera persona las últimas tres décadas en la élite, en una carrera que inició con el oro alcanzado en Barcelona en 1992 y de la que se despidió -entre lágrimas y ovacionada- del pabellón de Tokio como una referente a escala mundial.

Además, lo curioso de su trayectoria es que no se conforma con las ocho olimpiadas que ha disputado en la disciplina de salto, si no que además ha representado a tres países distintos. En su debut en Barcelona, con la URSS en disgregación, participó como saltadora del Estado Unificado. Con su país de origen, Uzbekistán, compitió en Atlanta 1996, Sídney 2000 y Atenas 2004. Con Alemania compitió en los Juegos de Pekín en 2008 y los de Londres en 2012. Sin embargo, representó de nuevo a su país de origen estas dos últimas ediciones -lo hizo en Río en 2016 y lo ha vuelto a hacer en Tokio- ya que quería ganar alguna medalla para ellos.

Pero la historia de Oksana podía haber terminado mucho antes. La saltadora olímpica fue madre en 1999, y su intención era poner fin a su etapa como deportista en la élite en el campeonato de Sidney. No obstante, después de que a su hijo le detectasen leucemia, siguió compitiendo para poder darle el mejor tratamiento. Se mudó a Alemania y participó en los Juegos con ellos. Y a pesar de que su hijo se recuperó, tuvo claro que quería seguir rindiendo al máximo nivel.

Se despide de las pistas después de alzarse con dos medallas, un oro grupal en Barcelona y una plata individual en Pekín, donde ya erigió como una de las mejores saltadoras del planeta. En Tokio ha pisado por última vez un pabellón olímpico como la deportista más longeva de todos los tiempos, reconvertida en la eterna olímpica, y ovacionada por las saltadoras más reconocidas del panorama internacional.