El Girona, a por una copa sin sorpresas

El Girona cambia de chip y se centra en el partido del miércoles en Lepe, donde tratará de evitar sustos como el de la temporada pasada

Desde que se recuperó el formato de partido único en el campo del rival de categoría menor, los gerundenses han superado siempre la primera ronda

Los jugadores del Girona, durante un entrenamiento

Los jugadores del Girona, durante un entrenamiento / EFE

Marc Brugués

Sin tregua que valga por Sant Narcís, el Girona ya prepara el siguiente compromiso del equipo, que será este miércoles en Lepe contra el San Roque. Celebrada y disfrutada como tocaba la victoria del viernes por la noche contra el Celta en Montilivi (1-0), y después de ver como un gol del Real Madrid en el añadido en Montjuic les impedía vivir desde el frente de la clasificación la fiesta mayor de la ciudad, a los de Míchel les toca ahora hacer un cambio de chip.

Sí, porque el Girona aparca la Liga durante tres días para centrarse en la Copa, una competición atractiva y peligrosa a la vez, en que el equipo ha firmado buenas trayectorias últimamente pero dónde también la temporada pasada suspendió después de sufrir para pasar la primera ronda en Quintanar del Rey (1-2) y de quedar eliminado en la segunda en el campo del Cacereño (2-1). Es lo que tiene la Copa para los equipos de Primera y Segunda, este riesgo de verse superados por un rival de unas cuántas categorías inferiores que ensucie la temporada y deje al equipo sin la posibilidad de rotar. En este sentido, históricamente el Girona nunca ha tropezado en la primera ronda en el campo de un club de menor categoría y, este año, Míchel tampoco quiere que pase.

Linares, Calvo Sotelo Puertollano, Gimnástica Segoviana y Quintanar del Rey han sido los escenarios de las primeras rondas del Girona desde que se recuperó el formato a partido único. Se pasó sí, pero tanto en Linares en 2019 como en Quintarar el año pasado se sufrió, y no poco, y el equipo se tuvo que remangar y bajar al barro para evitar la sorpresa. El precedente más reciente es el del curso pasado en Quinantar, a pesar de que Riquelme avanzó los gerundenses, los locales forzaron la prórroga y tuvieron ocasiones para dar un disgusto más gordo. En el tiempo extra, Stuani acabó con el sufrimiento (1-2) antes de fallar un penalti en el último minuto. También costó más de la cuenta, todavía como equipo de Segunda, la visita a Linares del curso 2019-20, entonces de Tercera. Lara avanzó los andaluces, pero dos goles de Marc Gual (m.49 y m.73) pusieron las cosas en su lugar. Aquel día debutó Santi Bueno, ahora al Wolverhampton con el conjunto gerundense. La temporada siguiente (20-21), con Francisco Rodríguez en el banquillo, el Girona abrió el fuego de la Copa en Segovia. Los dos primeros goles de Nahuel Bustos con la camiseta rojiblanca evitaron cualquier sufrimiento innecesario (0-2). Un año más tarde, ya con Míchel en el banquillo, el Girona firmó una trayectoria notable en la competición. Eso sí, en la primera ronda, hubo alguna desazón cuando el Calvo Sotelo Puertollano igualó (m.24) el gol inicial de Samu Saiz (m.18). La superioridad gerundense se impondría con los minutos hasta el 1-5 final con goles de Aleix Garcia y de los jóvenes Dawda Camara, Monjonell y Artero. A partir de aquí, el Girona eliminó al Huesca, también de Segunda y a Osasuna, de Primera, hasta que el Rayo, en octavos, le cortó el paso para llegar a cuartos de final en Montilivi (1-2).

La mancha negra del Girona en la Copa la encontramos la temporada pasada. Después de superar al Quinantar del Rey, el equipo quedó emparejado con el Cacereño, de Segunda RFEF. A pesar de que Míchel presentó un once con muchos jugadores titulares como Arnau, Couto, Romeu, Aleix Garcia o Castellanos, entre otros, los gerundenses se la pegaron. Castellanos igualó el gol inicial de Grande, pero en la segunda parte, Iván hizo el definitivo 2-1 que eliminaba el equipo de la competición. Pasado mañana en Lepe, también habrá rotaciones, pero seguro que con el ejemplo de Cáceres, haría bien el Girona de ir a por todas y no dejar espacio para sorpresas. Porque está más que demostrado que cualquier rival, de la categoría que sea, puede dar sustos a los equipos de Primera. Incluso al colíder.