Un Nápoles desquiciado pincha en casa

El equipo italiano, rival del Barça en los octavos de Champions, no pudo superar al Monza y termina el año de manera horrible.

Mazzarri: "Osimhen está atormentado"

El Monza falló un penalti que pudo darles la victoria.

El Monza falló un penalti que pudo darles la victoria. / EFE

Christian Blasco

La crisis del Nápoles es real. El equipo que dirige Walter Mazzarri volvió a sufrir un varapalo en casa y confirma que atraviesa su peor momento de la temporada. A unas semanas de enfrentarse al Barça en Champions League, solo suman un triunfo en los últimos cinco partidos y fue ante un Cagliari en descenso.

El conjunto napolitano no podía permitirse fallar ante el Monza si no quería descolgarse de la lucha por los puestos europeos. Con una racha nefasta la situación del equipo que dirige Walter Mazzarri era límite, ya que podía dejar escapar a sus rivales.

Sin Osimhen, suspendido por la tarjeta roja que vio ante la Roma, Raspadori ocupó la punta del ataque napolitano. Un jugador completamente diferente al nigeriano, mucho más bajito y habilidoso, en una decisión táctica del técnico italiano que buscaba desarbolar la defensa de tres centrales del Monza con la movilidad del delantero.

El Nápoles asumió la iniciativa de partido y llegó en numerosas ocasiones a la portería defendida por Di Gregorio. Kvaratskhelia fue el jugador más incisivo de los locales desde el primer momento, liderando las ofensivas de los napolitanos con su descaro, su facilidad para desbordar y sus continúas llegadas al área rival.

Pudo ser peor

Serie A - SSC Napoli vs AC Monza

El Nápoles vio frustradas cada una de sus acciones ofensivas. / EFE

La ausencia de Osimhen se notó desde los primeros compases del partido, con el Nápoles fallando ocasiones clarísimas donde el nigeriano no suele fallar. Zambo Anguissa, Kvaratskhelia, Zerbin, Raspadori... uno tras otro intentaron abrir el marcador hasta completar la friolera de 25 remates, nueve de ellos a puerta.

El georgiano tuvo la ocasión más clara para los locales, en un mano a mano ante Di Gregorio que, de forma casi milagrosa, detuvo con los pies el remate del ex del Rubin Kazan. Las cosas pudieron complicarse todavía más para el Nápoles, tras una mano de Mario Rui dentro del área que el colegiado, Di Bello, no dudo en señalar.

Pessina asumió la responsabilidad de lanzar el penalti, pero su remate, flojo y apenas escorado, no tuvo ninguna complicación para Meret. El Monza perdió su oportunidad, prácticamente la única que tuvo en todo el partido, y los de Mazzarri recuperaron entonces la esperanza de llevarse los tres puntos, volcándose al ataque en la recta final del partido.

Desquiciados

Sin embargo, el paso de los minutos no hizo más que dejar en evidencia la frustración del Nápoles. Protestas constantes al árbitro, desesperación por las pérdidas de tiempo del Monza e incluso conatos de ira, como el que tuvo Kvarastskhelia hacia Bondo, iniciando una tangana que terminó con la expulsión de Mazzarri y una amarilla para los dos jugadores.

Los locales terminaron el partido con hasta 7 jugadores en el área rival y teniendo otra oportunidad clarísima en un mano a mano de Gaetano, pero Di Gregorio volvió a erigirse como héroe desviando el balón a córner cuando los aficionados ya celebraban el que hubiera sido el gol de la victoria.

El empate final hace feliz al Monza y ahonda en la crisis de un Nápoles que, antes de recibir al Barça en los octavos de Champions, todavía tiene que enfrentarse a rivales como Fiorentina, Lazio o Milan durante las próximas semanas. Lo hará lejos de los puestos de Champions y todavía más del liderato que defiende el Inter.