Historia SPORT

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Del #CucaNao a la devoción

La torcida del At. Mineiro, extasiada por el Brasileirao, perdona a su técnico un escabroso episodio con una menor

Cuca va ganando enteros para sustituir a Tite que dejará el banquillo de la Seleçao después del Mundial de Catar

Cuca dirige a su equipo con una camiseta de la Virgen María

Cuca dirige a su equipo con una camiseta de la Virgen María / Pedro Souza / Atlético

Joaquim Piera

Joaquim Piera

En marzo, lo recibieron con el contundente hashtag #CucaNao. Un sector de la fanática torcida del At. Mineiro no quería el regreso del técnico por mucho que hubiera ganado la única Libertadores del club (en 2013). Y, nueve meses después, el debate en Belo Horizonte, y en el Brasil futbolístico, es si, una vez conquistado el Brasileirao tras 50 años de travesía en el desierto, Alexis Stival (que es el nombre de bautismo de Cuca) es el mayor entrenador de la historia del Galo incluso por delante del mítico Telé Santana, que era quien estaba en el título anterior en 1971.

El Brasileirao, obtenido con una insultante superioridad, y la posibilidad de sellar el doblete (este domingo el Galo juega la ida de la final de la Copa do Brasil contra el Ath. Paranaense), han sepultado cualquier atisbo de indignación que provocó el fichaje del técnico por un episodio ocurrido en 1987, en Suiza, cuando era futbolista del Gremio. Cuca, junto con dos compañeros, fue condenado por la justicia helvética por atentado al pudor y uso de violencia contra una menor de 13 años, en unos hechos ocurridos en un hotel donde los gauchos estaban concentrados.

“No hubo violación como dicen, hubo una condena porque una menor entró en el cuarto. Solo eso. No hubo ni abuso sexual, ni intento. Yo jamás toqué una mujer indebida o inadecuadamente. Soy una persona con la consciencia tranquila”, se defendió Cuca en un vídeo grabado en marzo al lado de su mujer y sus dos hijas.

Parte de la torcida, sin embargo, entendía que la sociedad ha evolucionado a pasos agigantados desde la victoriosa primera etapa del técnico, aunque el país tenga un presidente misógino y de extrema derecha como Jair Bolsonaro. Consideraban que un club de masa y popular no podía tener un técnico con un episodio tan oscuro manchando su currículo.

Si Cuca había cometido algún pegado, para su torcida, éste ha quedado absuelto porque la pelota ha entrado. Y los políticos abrazafarolas ya le han concedido el título de ciudadano honorario de Belo Horizonte, junto a otros dos artífices de un año histórico: Hulk, el artillero del Brasileirao, y el ejecutivo Rodrigo Caetano

Cuca, dando muestra de su fe y alimentando su imagen folklórica, ha dirigido toda la temporada al Galo con una camiseta negra con la estampa de la Virgen María. Es el entrenador que ha conquistado dos de los tres títulos más importantes del club: la Libertadores (entonces fue él quien pidió y avaló el fichaje de Ronaldinho Gaucho), y este Brasileirao, celebrado a lo grande y con el eterno rival, el Cruzeiro, enquistado en la Serie B.

Con un juego ofensivo muy atractivo mantenido sosteniblemente a lo largo de la temporada, el At. Mineiro ha sido indiscutiblemente el equipo del año en Brasil por delante del Palmeiras, que fue capaz de revalidar el cetro de la Liberta-dores, y el Flamengo, campeón liguero en los dos años anteriores.

Finalista de la Libertadores 2020 con el Santos, Cuca alcanza su segundo Brasileirao (venció el de 2016 con el Palmeiras) y, con su imagen lavada, gana enteros para sustituir a Tite, que dejará el banquillo de la Seleçao ganando o perdiendo el Mundial de Catar.