BALONCESTO - EUROBASKET 2015

Pau Gasol, lo que fue y lo que pudo ser

¿Dónde está la línea entre el éxito y el fracaso? Una historia y dos momentos decididos en segundos

Sergio Vera

¿Cuánto tarda un balón en llegar al aro cuando sale de las manos? Un instante... interminable en ocasiones. Lo suficiente como para que la cabeza se ponga a mil revoluciones, el corazón se pare o incluso se acelere como nunca antes. Un momento eterno que coloca la espada de Damócles sobre las cabezas de aquel que lanza con la esperanza de ver la pelota besar la red y aquellos que contraen el abdomen y contienen la respiración implorando a lo más sagrado que la parábola que se dibuja en el cielo del pabellón jamás llegue a su destino.

Una delgada línea que separa el éxito del fracaso. Lo que duran dos pestañeos fue lo que en 2006 permitió que España se proclamara campeona del mundo en Japón y que en 2015 mantuviera viva a una selección que acabaría conquistando su tercer oro europeo de la historia.

Schroëder y Nocioni2015 y 2006. Dos historias paralelas que hicieron que la historia del baloncesto español no fuese lo mismo. 

¿Qué hubiera pasado si aquel triple de Nocioni hubiese entrado? Los dioses del baloncesto (o vete a saber quién) no dejaron que ese balón convirtiera un 77-75 que hubiera dilapidado las esperanzas de conquistar el primer Mundial de la historia para España - con permiso de Grecia a quien se derrotó en la final -.

Aquel triple de Nocioni cerró el círculo. El círculo de los Juniors de Oro que conquistaron el mundo en Lisboa 1999. El círculo que consagraba a los Rudy, Marc Gasol o Sergio Rodríguez como los encargados de perpetuar a la mejor generación de la historia. El círculo que nos convirtió en reyes del planeta. A España, y a Pau Gasol. 

La leyenda del de Sant Boi comenzaba a sentar las bases de una historia que pocos podían llegar a imaginar. MVP del Mundial, luego llegarían dos platas olímpicas (2008 y 2012) y dos oros en los Eurobasket de 2009 y 2011 que hacían incontestable el dominio en el Viejo Continente de una generación única.

Y APARECIÓ SCHROËDER...

Entonces llegó Schroëder. Como si fuera un 'Deja Vú'. Cuando todo parecía prácticamente abocado a su fin. Un tiro libre para forzar una prórroga que, quien sabe, iba a dejar a España fuera del Eurobasket 2015. De los Juegos Olímpicos de Río. Quien sabe si el adiós definitivo de Pau Gasol a la selección. Era el adiós a un oro que acabaría siendo histórico. 

Schroëder tenía tres tiros para empatar y levantar un partido que Alemania tuvo perdido. Un encuentro al que el O2 de Berlín no creía poder reengancharse. Con el legendario Nowitzki ante los suyos a las puertas de su adiós definitivo a la selección germana. Con España viendo como todo se le podía escapar entre los dedos. Anotó los dos primeros. Falló el decisivo.

 "Aquel tiro libre fallado de Schröeder marcó un antes y un después. Sabíamos que si perdíamos era un fracaso". No lo digo yo. Lo dice Fernando San Emeterio. Ese era el sentir de un equipo que no quería volver a casa con una decepción de tal magnitud. Y ahí, cuando todo parecía indicar que se iban a vivir 5 fatídicos minutos extra que podían significar el adiós definitivo. Los mismos dioses que desviaron el triple de Nocioni en 2006 bajaron al O2 de Berlín para dejar camino libre a España.

El resto de la historia ya la conocen. El final fue el mismo que en 2006. Incluso con Pau como MVP. Y esta vez sí pudo disfrutar de la final de la que su pie le privó en Japón. El dulce sabor de una victoria en la que el carácter forjó el<strong> alma de un equipo campeón</strong> y en el que la suerte (o como quieran llamarle) volvió a llegar en el momento justo.