por Ernest Folch

Observatorio electoral 2015

Toni Freixa llega retuneado. Se le ve fresco, afable y confiado. Nada que ver con el Freixa que retiraba presidencias de honor, hacía comparaciones odiosas y se le encargaba ser el tono agrio del rosellismo, que ya es decir

Toni Freixa y Ernest Folch

Toni Freixa y Ernest Folch

Ernest Folch

El nuevo Toni Freixa es mejor porque solo se representa a sí mismo. Para celebrarlo se ha cortado el pelo, y se le nota que es el único candidato que no tiene nada que perder. Por el camino se ha despojado de muchas cosas, excepto de su seguridad, que mantiene intacta. Ha saltado al campo a disfrutar. Ojo con los jugadores que se lo pasan bien: son los más peligrosos.

POSITIVO

ADMITE ERRORES. Reconoce que retirar la presidencia de honor a Johan Cruyff fue un grave error y para corregirlo se declara, con cierto retraso sobre el horario previsto, cruyffista. Más vale tarde que nunca.

DULCE ATAQUE. Ha aprendido a atacar con suavidad. Declara que Bartomeu no informaba a la junta de los temas comprometidos: nunca explicó nada del expediente de la FIFA ni tampoco del coste de Neymar. Y remata: “A Barto le cuesta decir lo que piensa”. A veces el ataque más demoledor es el más suave.

NEGATIVO

UN GOBERNANTE OPOSITOR. No se entiende por qué no dimitió si esta junta lo hacía todo tan mal. Es como si quisiera jugar con ventaja y atribuirse los méritos del gobierno y las ventajas de la oposición. Un 2 en 1 imposible.

DEL CLUB DE LOS ANTIISMOS. Freixa se autoinvita al club con más seguidores, al menos de boquilla: el de los antiismos. Pero su trayectoria lo desmiente: fue el estilete de Rosell para quitarle la presidencia a Cruyff y para defender públicamente una acción de responsabilidad que era en sí misma un monumento a los ismos. Hechos, no palabras.